El cambio climático aumenta un 20% la probabilidad de inundaciones mortales en Europa Occidental -estudio

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FOTO DE ARCHIVO: Una casa
FOTO DE ARCHIVO: Una casa afectada por un deslizamiento de tierra después de que las fuertes lluvias causaran inundaciones en las ciudades que rodean el lago de Como en el norte de Italia, Laglio, Italia, 27 de julio de 2021. REUTERS/Flavio Lo Scalzo

MADRID, 24 ago (Reuters) - El cambio climático ha incrementado en un 20% la probabilidad de que se produzcan precipitaciones extremas como las que el mes pasado provocaron torrentes de agua letales en zonas de Alemania y Bélgica, según afirmaron varios científicos el martes.

Es probable que el cambio climático también haya aumentado la intensidad de los chubascos. Un día de lluvias puede ser ahora hasta un 19% más intenso en esa región de lo que habría sido si las temperaturas atmosféricas globales no hubieran aumentado 1,2 grados Celsius (2,16 grados Fahrenheit) por encima de las temperaturas previas a la industrialización, según la investigación publicada por el consorcio científico World Weather Attribution (WWA, por sus siglas en inglés).

"No cabe duda de que tendremos más casos de este tipo en un clima cada vez más cálido", afirmó la codirectora del grupo, Friederike Otto, científica del clima de la Universidad de Oxford.

"El clima extremo es letal", dijo Otto, recordando que se puso en contacto urgentemente con familiares que viven en las zonas afectadas para asegurarse de que estaban a salvo cuando llegaron las inundaciones. "A mí me tocó muy de cerca".

Con los fenómenos meteorológicos extremos que han dominado los titulares de las noticias en los últimos años, los científicos se han visto sometidos a una presión cada vez mayor para determinar con exactitud hasta qué punto el cambio climático es el culpable.

Sólo en el último año, los científicos descubrieron que la sequía en Estados Unidos, una mortífera ola de calor en Canadá y los incendios en el Ártico siberiano han empeorado por el calentamiento de la atmósfera.

Las lluvias del 12 al 15 de julio en Europa provocaron inundaciones que arrastraron casas y líneas eléctricas, y dejaron más de 200 muertos, la mayoría en Alemania. Decenas de personas murieron en Bélgica y miles se vieron obligadas a abandonar sus hogares en los Países Bajos.

"El hecho de que la gente esté perdiendo la vida en uno de los países más ricos del mundo... es realmente impactante", dijo el científico del clima Ralf Toumi, del Instituto Grantham, del Imperial College de Londres, que no participó en el estudio. "Ningún lugar es seguro".

Aunque el diluvio no tenía precedentes, los 39 científicos del WWA constataron que los patrones locales de precipitación son muy variables.

Así que realizaron su análisis en una zona más amplia que abarca partes de Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y Suiza. Utilizaron registros meteorológicos locales y simulaciones informáticas para comparar las inundaciones de julio con lo que cabría esperar en un mundo que no estuviera afectado por el cambio climático.

Los científicos observaron que, dado que el aire caliente retiene más humedad, los aguaceros de verano en esta región son ahora entre un 3 y un 19% más intensos de lo que serían sin el calentamiento global.

Y la probabilidad de que se produzca el fenómeno va de 1,2 a 9 veces, es decir, del 20% al 800%.

Este amplio margen de incertidumbre se explica en parte por la falta de registros históricos, según el WWA, y se ve agravado por el hecho de que las inundaciones destruyeron los equipos que controlaban el estado de los ríos.

Aun así, el "estudio confirma que el calentamiento global ha desempeñado un papel importante en la catástrofe de las inundaciones", dijo Stefan Rahmstorf, científico y oceanógrafo del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam, que no participó en el estudio.

"Esto coincide con la conclusión del reciente informe del IPCC, según el cual las precipitaciones extremas han aumentado en todo el mundo", añadió, refiriéndose a las conclusiones de un comité climático de la ONU.

(Reporte de Isla Binnie; edición de Katy Daigle y Sandra Maler; traducción de Flora Gómez en la redacción de Gdansk)

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