Bangkok, 17 ago (EFE).- El Gobierno de Unidad Nacional de Birmania, grupo formado por políticos y activistas opositores a la junta militar, ha lanzado su propia lotería con el objetivo de recaudar fondos destinados a ayudar a los trabajadores que mantienen una huelga indefinida contra el régimen castrense.
"Nuestra lotería estará a la venta cada día hasta que caiga la junta militar, por lo que aquellos que no pudieron comprar hoy podrán apoyarnos en los próximos días", señalaron en Facebook los organizadores del sorteo el domingo, el día inaugural de la rifa.
En poco más de una hora todos los 50.000 boletos de la "primavera victoriosa", como han bautizado a este sorteo, fueron adquiridos a través de internet, recoge el portal de noticias The Irrawaddy.
Conforme a un vídeo explicativo del perfil oficial, los usuarios pueden comprar con el móvil a través de webs y redes sociales sus boletos, que cuestan unos 2.000 kyat (1,22 dólares o 1,03 euros) por unidad.
La oposición política señala que el 70 por ciento del dinero recaudado con la venta de billetes irá destinado a sufragar al Movimiento de Desobediencia Civil, mientras el resto será entregado a los ganadores.
La lotería nacional, controlada ahora por la junta militar, ha sido boicoteada por parte de los ciudadanos desde el golpe de Estado del 1 de febrero, que acabó con el Gobierno electo de Aung san Suu Kyie.
La junta militar ha amenazado con tomar represalias contra las personas que compren esta lotería paralela.
Tras más de seis meses desde el golpe de Estado, el régimen no ha logrado controlar todo el país y continúan las protestas y huelgas indefinidas contra el mando castrense que ha conseguido parar la Administración y parte del sector privado.
La junta militar ha reprimido con violencia a la disidencia y al menos 998 personas han muerto a raíz del brutal castigo desatado por soldados y policías, que han disparado a matar contra civiles desarmados, según datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.
A la profunda crisis política y social en la que está inmersa Birmania, se suma la descontrolada ola de la pandemia de la covid-19 entre denuncias de la oposición de que el régimen castrense usa la crisis sanitaria como un arma contra los disidentes.
El Ejercito justifica haber tomado el poder por un presunto fraude masivo durante las elecciones generales de noviembre, cuyo resultado se anuló y en las que arrasó el partido liderado por Suu Kyi, quien permanece arrestada.