Ya desde antes de la pandemia, algunas familias se preguntaban, contemplando sus ahorros, si era mejor viajar o directamente quedarse en casa. Un intercambio de viviendas posibilita en cierto modo ambas cosas. Claro, siempre y cuando no se permanezca dentro de las propias cuatro paredes, sino que se intercambie el hogar propio por cierto tiempo con un tercero. Pero... ¿cómo funciona esto más precisamente? ¿Qué hay que tener en cuenta? ¿Y de qué manera pueden evitarse las sorpresas desagradables? La familia Strohmeier, por ejempolo, ya realizó este intercambio de hogares en 13 oportunidades. Y no por razones de mudanza, sino con fines vacacionales. Esta familia austriaca compuesta por cuatro integrantes viajó, entre otros, a París, Londres e Islandia. "Algunas vacaciones no habrían sido económicamente posibles sin el intercambio de casa", afirma Birgit Strohmeier. La periodista de 45 años, y especialista en relaciones públicas, opera además el blog Muttis Nähkästchen (El costurero de mamá). Los Strohmeier encontraron a través de la plataforma Couchsurfing su primera familia de intercambio. En el lapso de pocas semanas, el plan estaba ya armado: los Strohmeier iban a cambiar su casa en la idílica zona de Salzburgo durante dos semanas por la vivienda de otra familia en Francia. "No era un típico destino turístico", afirma Birgit Strohmeier. Sin embargo, el temido aburrimiento en la pequeña ciudad francesa de Dole no se produjo. "Fue sorprendentemente cambiante". Actualmente ya existen numerosas plataformas a través de las cuales puede encontrarse un socio para concretar este intercambio habitacional. Christian A. Rumpke, gerente del centro de asesoramiento a consumidores de Brandeburgo, recomienda plataformas que verifiquen la identidad de los usuarios. Algunas cobran una cuota de membresía, mientras que otras ofrecen una protección especial. "Naturalmente que se requiere una dosis de confianza", afirma Strohmeier, porque en definitiva se le deja la casa propia a personas completamente desconocidas. "Al principio la idea de que otra persona durmiera en mi cama me parecía particularmente rara", admite. Pero superó esa sensación colocando un protector de colchón, que emplea solamente cuando van huéspedes. "Por lo demás, asumo que los demás son parecidos a mí. Al fin y al cabo, yo también respeto la propiedad de los demás", dice Strohmeier. Y agrega que, quienes se sientan más seguros de esa manera, pueden guardar bajo llave documentos privados y otras pertenencias relevantes antes de que lleguen los huéspedes. Según opina esta bloguera, el intercambio de viviendas se adecua a todas las personas que son curiosas. No solamente se encuentran las viviendas más disímiles, sino, además de familias, también estudiantes o parejas mayores. "Especialmente para las familias, este tipo de vacaciones es insuperablemente conveniente", señala Strohmeier. Destaca asimismo que no se permanece necesariamente en zonas turísticas, sino que se vive en lugares con verdadera autenticidad, gracias a los vecinos del lugar y a los consejos de la familia de intercambio. Para que el intercambio transcurra en lo posible sin rispideces, hay algunas cuestiones que se deben contemplar. Según apunta Christian A. Rumpke, por empezar, debe realizarse un contrato de intercambio que contenga los puntos esenciales. Entre estos se cuentan duración del trueque, entrega de la llave, costos de electricidad, agua y calefacción, que por lo general asume cada socio de intercambio en la propia vivienda, persona de contacto y números de emergencia. La mayoría de las plataformas ofrecen formularios modelo, para no olvidar ninguno de los aspectos esenciales. Además, también es importante la protección a través de seguros: el seguro de responsabilidad civil privado cubre los daños a terceros, dice Claudia Frenz, de la asociación de asegurados. Y, añade, con una póliza de seguro de hogar, puede protegerse adicionalmente el inventario de pertenencias contra daños causados por fuego, vandalismo y robo. Además de las vallas formales y legales, también se presentan otros desafíos. "Cuando viajamos a Finlandia, por ejemplo, todas las instrucciones de la lavadora se encontraban exclusivamente en finlandés", recuerda Strohmeier. "Eso nos abrumó al principio", refiere. Y recomienda por lo tanto rotular los equipos domésticos. Además, Strohmeier cree que es útil armar una especie de manual de instrucciones para la casa, donde puede explicarse cómo funcionan cosas que pueden ser diferentes o causar dificultades, entre otros, cómo separar los residuos o cómo se abre una cerradura determinada. A diferencia de unas vacaciones convencionales, habrá diferentes asuntos que resolver en la propia vivienda antes de salir de viaje. "A mí me gusta entregar la casa en un estado de limpieza y orden", asevera la bloggera. Este año, los Strohmeier partirán rumbo a Turingia, en Alemania, un destino que resulta fácilmente alcanzable con el auto. "Muchos estuvieron esperando a raíz del coronavirus", comenta Strohmeier. Ya previamente van experimentando una gran alegría por el viaje. Y además, indica Strohmeier, todavía cuentan con otra ventaja en su próxima vivienda de intercambio: "Allí no tendremos dificultades comunicacionales por el idioma con la lavadora". dpa