La Gran Barrera de Coral australiana, patrimonio natural en peligro

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HANDOUT - La Gran Barrera de Coral australiana, en una foto tomada por la Nasa desde la Estación Espacial Internacional. Foto: Nasa/dpa - ATENCIÓN: Sólo para uso editorial y mencionando el crédito completo
HANDOUT - La Gran Barrera de Coral australiana, en una foto tomada por la Nasa desde la Estación Espacial Internacional. Foto: Nasa/dpa - ATENCIÓN: Sólo para uso editorial y mencionando el crédito completo

La Gran Barrera de Coral, frente a la costa noreste de Australia, es un paraíso submarino único para los aficionados al buceo o al snorkel.  

Con sus espectaculares formaciones, anémonas marinas que se balancean suavemente e innumerables criaturas marinas, el arrecife de coral es considerado como una de las maravillas naturales más impresionantes del planeta.

Sin embargo, la Gran Barrera de Coral está al borde del colapso y su condición de Patrimonio de la Humanidad peligra. Sobre todo tres eventos devastadores de blanqueamiento de los corales en los últimos cinco años -2016, 2017 y 2020-, así como una mayor industrialización a lo largo de las costas han dejado sus huellas.

Los expertos advierten que el aumento de la temperatura del agua podría destruir pronto esta riqueza natural originada hace 25 millones de años.

"Mostré a mis alumnos los resultados de nuestras fotografías aéreas tras sobrevolar la región. Luego lloramos todos", informó Terry Hughes, del Instituto de Investigación de Corales de la Universidad James Cook, poco después de que comenzara el primero de los tres devastadores sucesos de blanqueamiento del arrecife de coral.

Desde entonces, en lugar de mejorar, la situación ha empeorado. Por ello, la Unesco podría incluir a la Gran Barrera de Coral en la lista de sitios del patrimonio natural en peligro, decisión que recientemente fue pospuesta a 2022.

Las perspectivas a largo plazo del arrecife, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1981, han pasado de "malas" a "muy malas", según la organización de las Naciones Unidas (ONU). El Gobierno australiano, por su parte, hace oídos sordos y evita debatir públicamente sobre este tema. Pero los hechos hablan por sí mismos.

Es un hecho que Australia tiene una de las mayores tasas de emisión de dióxido de carbono (CO2) per cápita y es el mayor exportador de carbón del mundo.

Hace solo unos meses, el primer ministro australiano, el conservador Scott Morrison, anunció la ampliación de la industria gasífera, para lo cual destinarán 58 millones de dólares australianos (43 millones de dólares estadounidenses). Además, se asignarán 600 millones de dólares australianos (442 millones de dólares estadounidenses) de los fondos recaudados de los contribuyentes a la construcción de una nueva central termoeléctrica de gas en la costa este.

Mientras cada vez más países se comprometen a luchar contra el calentamiento global, Australia parece empecinada en mantener los combustibles fósiles a largo plazo y, por lo tanto, seguir incidiendo en el cambio climático, que representa también una grave amenaza para los arrecifes de coral.

Muchos arrecifes en todo el mundo, especialmente cuando son tan complejos como la Gran Barrera de Coral, no pueden tolerar un aumento de la temperatura del planeta ni el calentamiento de los océanos. 

El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) advirtió que el arrecife está "en grave peligro de ser utilizado como zona industrial y autopista de navegación".

"La ampliación prevista de los puertos de carbón aumenta drásticamente el riesgo de que se produzcan daños irreparables en los arrecifes, catástrofes medioambientales por accidentes de navegación y contaminación del agua. No se debe permitir que esto ocurra", enfatizó la organización no gubernamental que se encarga de la conservación del medio ambiente.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ya había advertido en 2018 que podría morir entre el 70 y el 90 por ciento de los arrecifes de coral tropicales del mundo si la temperatura global aumenta 1,5 grados respecto a la época preindustrial.

Según un estudio, la Gran Barrera de Coral, que tiene una extensión de más de 340.000 kilómetros cuadrados, ya ha perdido más de la mitad de sus corales en poco más de dos décadas.

"Siempre pensamos que la Gran Barrera de Coral estaba protegida por su gran tamaño", señalan los autores. Sin embargo, admiten que esto ha sido un error.

En 2014, el Comité del Patrimonio Mundial amenazó por primera vez al Gobierno australiano con la posibilidad de que la Gran Barrera de Coral sea incluida en la lista de sitios de patrimonio mundial en peligro. Sin embargo, se le dio tiempo para que desarrollara una estrategia a largo plazo.

Así, el Gobierno en Camberra presentó en 2015 el llamado "Plan Arrecife 2050", que, entre otros, contemplaba una fuerte inversión en la gestión de arrecifes, en proyectos científicos y en la mejora de la calidad del agua.

Para combatir la amenaza del cambio climático en este espacio natural se prohibió además el vertido de material dragado en las proximidades de la Gran Barrera de Coral, que hasta ese momento había sido la norma durante décadas.

Sin embargo, la Unesco destaca que estas medidas no son suficientes. "Se necesitan urgentemente compromisos más firmes y claros", advierte.

Por su parte, la ministra australiana de Medio Ambiente, Sussan Ley, objetó la postura de la Unesco con respecto a la situación en la que se encuentra la Gran Barrera de Coral.

"Estoy de acuerdo en que el cambio climático global es la mayor amenaza para los arrecifes del mundo. Pero es un error, en nuestra opinión, incluir al arrecife mejor gestionado del mundo en una lista de sitios en peligro", señaló.

Recientemente, el embajador oficial del Gobierno australiano para los arrecifes, Warren Entsch, invitó a varios embajadores internacionales a bucear en el arrecife, probablemente con la esperanza de que los diplomáticos hablaran con sus Gobiernos sobre los presuntamente saludables jardines de coral antes de la votación.

Un descenso de categoría podría hacer que la Gran Barrera de Coral perdiera por completo su condición de Patrimonio de la Humanidad, y esto tendría graves consecuencias. El arrecife con sus islas y atolones es una enorme atracción turística y, por consiguiente, un importante factor económico.

Más de 64.000 personas en el estado de Queensland dependen de este paraíso natural. Antes de la pandemia de coronavirus, el mayor arrecife de coral del mundo recibía a dos millones de visitantes al año. Los expertos estiman que el turismo genera unos 20.000 millones de euros (24.000 millones de dólares). Por lo tanto, informes negativos podrían causar pérdidas importantes.

"El Gobierno australiano no escatima esfuerzos ni gastos para encubrir la grave situación de la Gran Barrera de Coral", señaló la experta en clima Lesley Hughes, de la Universidad de Macquarie, en un artículo publicado en el Sydney Morning Herald.

Hughes agregó que al mismo tiempo se sigue impulsando la quema de combustibles fósiles. Los esfuerzos de Australia para frenar el cambio climático pueden describirse como "patéticos, en el mejor de los casos", dijo.

La experta advirtió que la decisión de la Unesco será determinante, ya que sería "humillante y económicamente devastador" para Australia si el arrecife fuera retirado de la Lista del Patrimonio Mundial.

dpa

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