Ebrahim Raisi, un religioso ultraconservador en la presidencia de Irán

Guardar

Tocado siempre con un turbante negro y ataviado con un largo manto de religioso, Ebrahim Raisi, nuevo presidente iraní, es un hombre austero que se presenta como el defensor de las clases desfavorecidas y como un paladín anticorrupción.

De 60 años, este hoyatoleslam (rango inferior al de ayatolá en el clero chiita) de 60 años, ultraconservador convencido, es un partidario declarado del orden actual en su país.

Raisi figura en la lista negra de los responsables iraníes sancionados por Estados Unidos por "complicidad en graves violaciones de los derechos humanos", unas acusaciones rechazadas de plano por las autoridades de Teherán.

Dirigió su campaña electoral bajo el lema de la "lucha incesante contra la pobreza y la corrupción" y fue elegido el 18 de junio en primera vuelta en unos comicios marcados por una abstención récord para una presidencial y la descalificación de sus principales adversarios.

Candidato derrotado en la presidencial de 2017, inicia este martes su mandato sucediendo al moderado Hasan Rohani, que había logrado en 2015 un acuerdo con la comunidad internacional tras 12 años de crisis por el programa nuclear iraní.

Nacido en noviembre de 1960 en la ciudad santa de Mashad (noreste), Raisi fue nombrado fiscal general de Karaj, cerca de Teherán, con tan solo 20 años, tras la victoria de la Revolución Islámica de 1979.

Formó parte del engranaje judicial durante más de tres décadas: fiscal general de Teherán de 1989 a 1994, jefe adjunto de la Autoridad Judicial de 2004 a 2014, año en el que fue designado fiscal general del país.

- Alumno del guía -

Raisi no es un hombre muy carismático. Luce barba canosa y gafas finas y siempre va ataviado con un turbante negro de "seyyed" (descendiente de Mahoma). Cursó las clases de religión y de jurisprudencia islámica del ayatolá Jamenei.

Según su biografía oficial, es docente desde 2018 en un seminario chiita de Mashad. Varios medios iraníes ven en él al posible sucesor del guía supremo, de 82 años.

Además, es miembro de la dirección de la Asamblea de Expertos, que se encarga de nombrar al guía supremo.

Casado con Jamileh Alamolhoda, profesora de Ciencias de la Educación en la Universidad Shahid-Beheshti de Teherán, con quien tuvo dos hijas -ambas con títulos de educación superior-, Raisi es yerno de Ahmad Alamolhoda, imán de la oración del viernes y representante provincial del guía supremo en Mashad, segunda ciudad del país.

Probablemente consciente de que necesita unir a una sociedad iraní dividida por la cuestión de las libertades individuales --en la que Rohani causó tantas decepciones como promesas había hecho--, se ha comprometido a erigirse en defensor de la "libertad de expresión", de los "derechos fundamentales de todos los ciudadanos iraníes" y de la "transparencia".

- Eliminar la sedición "de raíz" -

Atacado por reformadores y moderados por su inexperiencia política, el ultraconservador afirma que quiere formar un "gobierno del pueblo para un Irán poderoso" y ha prometido exterminar "los focos de la corrupción".

Para la oposición en el exilio, el nombre de Raisi sigue asociado a las ejecuciones masivas de detenidos marxistas o de izquierdas en 1988, cuando era vicefiscal del tribunal revolucionario de Teherán.

Al ser preguntado en 2018 y 2020 sobre este episodio oscuro de la historia reciente, Raisi negó haber estado implicado, pero rindió "homenaje" a la "orden" de que se procediera a esta purga, dada -según él- por el ayatolá Jomeini, fundador de la República Islámica.

Partidario de la mano dura frente al "Movimiento Verde", creado contra la reelección de Mahmud Ahmadineyad en las presidenciales de 2009, declaró en aquel entonces: "A quien nos hable de 'compasión islámica y de perdón', le respondemos: vamos a seguir enfrentándonos a los agitadores hasta el fin y eliminaremos de raíz la sedición".

ap-mj/mdz/jvb/mb/dbh/mis-mar/zm

Guardar