Un juez federal de Estados Unidos accedió el martes a dejar en libertad a un hombre de Iowa cuya confrontación con un policía, grabada en video, se convirtió en una de las imágenes más espeluznantes del asalto al Capitolio en Washington.
Douglas Jensen, de 41 años, vestía una camiseta con la letra “Q” —símbolo de la teoría conspirativa QAnon— cuando se incorporó a la turba que irrumpió en el palacio legislativo y persiguió corriendo al policía Eugene Goodman por las escaleras.
El juez federal de distrito Timothy Kelly admitió que la libertad de Jensen fue “una decisión difícil”, pero finalmente decidió permitir que el residente de Des Moines quede bajo arresto domiciliario con monitoreo electrónico. Jensen también tiene prohibido acceder a internet o usar cualquier dispositivo electrónico.
El juez expresó que las acciones de Jensen en los hechos del 6 de enero son “sumamente perturbadoras”, pero destacó que no está acusado de tumbar barricadas, de causar daños ni de pelear con nadie en el Capitolio.
“Con todo, hay que señalar que claramente desacató las órdenes del agente Goodman y de otros policías y que se colocó al frente de la turba que subía corriendo por las escaleras persiguiendo al agente Goodman”, indicó el magistrado.
“Puede ser que eso sea liderazgo, pero sólo bajo la definición más estrecha”, añadió.
Kelly señaló que en el video Jensen se refiere al Capitolio como la Casa Blanca. Añadió que no cree que Jensen pudo haber coordinado o planificado un ataque detallado “cuando no tenía siquiera una idea elemental de dónde estaba”.
La fiscalía afirma que Jensen se autocalifica de “soldado digital” y “discípulo religioso” de QAnon, una teoría infundada según la cual el expresidente Donald Trump libra una guerra contra una conjura satánica de demócratas que comen bebés.
Jensen viajó a Washington porque “estaba totalmente abocado a una revolución” y logró convertirse en “el símbolo emblemático” de la insurrección, señala la fiscalía en documentos presentados ante la corte. Argumentaron que Jensen sigue siendo un peligro para la sociedad y que debería permanecer preso.