En campaña a lo Trump, Bolsonaro siembra dudas sobre el voto

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Jair Bolsonaro gives a thumbs up to members of the media before casting his electronic vote during the first round of presidential elections in Rio de Janeiro on Sunday, Oct. 7 Photographer: Dado Galdieri/Bloomberg
Jair Bolsonaro gives a thumbs up to members of the media before casting his electronic vote during the first round of presidential elections in Rio de Janeiro on Sunday, Oct. 7 Photographer: Dado Galdieri/Bloomberg

(Bloomberg) -- Faltan 15 meses para las elecciones en Brasil, pero el presidente Jair Bolsonaro advierte casi a diario de trampas, artimañas y hackeos.

En momentos en que su popularidad cae en picada en medio de una investigación penal sobre la compra de vacunas, Bolsonaro ha imitado al expresidente Donald Trump sentando las bases para impugnar una derrota. El presidente de extrema derecha y sus aliados del Congreso están impulsando un proyecto de ley en el Congreso, que podría someterse a votación en una comisión esta semana, que requiere que las 470.000 máquinas de votación del país generen un registro en papel de cada voto. De lo contrario, advierte Bolsonaro, actores ocultos podrían manipular los resultados.

Las autoridades electorales advierten que cambiar un sistema electrónico de 21 años que expertos califican de preciso y eficiente podría hacer que los ciudadanos desconfíen de su propia democracia e introducir oportunidades para un verdadero fraude.

“El voto electrónico se creó para resolver el mayor problema de la democracia brasileña, que siempre ha sido el fraude electoral”, dijo en una entrevista el juez del Tribunal Supremo Luis Roberto Barroso, quien preside el Tribunal Electoral de Brasil. “Quienes critican el sistema brasileño o se olvidan de cómo era en el pasado o aún no habían nacido”.

Bolsonaro cuestiona el propio sistema electoral de cara a la que probablemente será una reñida carrera contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. Bolsonaro insiste en que, sin un registro de papel, se manipulará la votación. Ha amenazado con cancelarla por completo, invocando el fantasma de la historia autoritaria de la nación.

“O tenemos elecciones limpias en Brasil o no tenemos elecciones”, dijo a sus partidarios el jueves frente al palacio residencial.

Después de la campaña “Stop the Steal“ de Trump, que sembró falsas afirmaciones sobre una elección fraudulenta, otros líderes derrotados se apresuraron a seguir el ejemplo. El exprimer ministro Benjamin Netanyahu dijo que se enfrentó al “mayor fraude electoral” en la historia de Israel después de perder una votación anticipada el mes pasado. En Perú, la candidata presidencial Keiko Fujimori está haciendo campaña para que se anulen miles de votos, retrasando la certificación del presunto ganador, Pedro Castillo.

Las demandas para revisar el sistema de votación de Brasil son una característica habitual de los discursos de Bolsonaro, de sus publicaciones en Facebook y en su cuenta de Twitter. El presidente y sus aliados han hecho unas 200 publicaciones en las redes sociales relacionadas con las impresiones de los votos este año, según Manoel Fernandes, director de Bites, una empresa de análisis de datos de São Paulo. Las búsquedas en Google sobre el tema se han disparado y los memes y los mensajes en cadena rebotan en los grupos de WhatsApp.

“Las redes han sido completamente bombardeadas”, dijo Fernandes. “Los bolsonaristas han logrado crear una narrativa sobre los votos impresos cuando, hasta ahora, nadie hablaba de ellos”.

Acusaciones

Es un entramado de afirmaciones no probadas. Bolsonaro ha afirmado que tenía suficientes votos para ganar las elecciones de 2018 en una sola ronda en lugar de dos. Ha dicho que la expresidenta de izquierda Dilma Rousseff en realidad perdió en 2014 ante su oponente proempresa. Y un día después de los disturbios del 6 de enero en Washington, Bolsonaro dijo que “tendremos un problema peor que en Estados Unidos” si Brasil utiliza el voto electrónico en 2022.

El Tribunal Electoral, que supervisa y administra la votación, pidió al presidente que presentara pruebas de sus afirmaciones. Todavía no lo ha hecho. Y el domingo se enfrentó con miembros del Tribual Supremo que ya han señalado que se oponen a cambiar el sistema de votación.

Una encuesta reciente reveló que el 58% de los brasileños está a favor de las actas en papel, mientras que el 55,4% cree que el perdedor en las próximas elecciones no aceptará el resultado. En el período previo a la votación presidencial de octubre de 2022, el riesgo es que Bolsonaro continúe intensificando su retórica radical para reunir a los partidarios contra las instituciones del país, dijo Carolina Botelho, cientista política de la Universidad Estatal de Río de Janeiro. “Intentará desestabilizar el entorno político”, señaló.

El voto es obligatorio en Brasil y dura unos minutos. El día de las elecciones, los votantes acuden a los locales de votación, donde presentan sus tarjetas de registro, firman y escanean sus huellas digitales antes de emitir un voto electrónico.

Las autoridades iniciaron la transición desde el papel, que dicen que es fácilmente manipulable y viola las leyes de confidencialidad, después de las elecciones de 1994. “En el antiguo sistema, había gente que literalmente se comía las papeletas para evitar el recuento”, dijo Barroso, el presidente del Tribunal Electoral.

Recuentos limpios

Brasil comenzó a introducir las papeletas electrónicas en 1996 y aplicó plenamente el sistema en 2000. El Tribunal Electoral sostiene que en las 13 elecciones generales y municipales celebradas desde su introducción no se ha demostrado ningún caso de fraude. El sistema puede contabilizar casi 150 millones de votos en cuestión de horas, publicando resultados considerados creíbles por las autoridades locales y los observadores internacionales.

Pero Bolsonaro, de 66 años, un excapitán de Ejército sin partido propio, respaldó un proyecto de ley para agregar impresiones en papel cuando era congresista, una medida que el Tribunal Supremo finalmente rechazó. Ahora, los legisladores aliados han presentado una enmienda constitucional en la cámara baja para exigir votos en papel antes de la elección del próximo año.

Exigiría un registro físico de cada papeleta electrónica. Se introduciría una hoja de papel en una caja de seguridad transparente para que los ciudadanos pudieran confirmar la emisión de sus votos.

Los expertos electorales advierten que estos cambios costarían cientos de millones de dólares y requerirían una licitación pública para el diseño, la producción y el suministro de nuevas máquinas.

Los líderes de los principales partidos han señalado que bloquearán el proyecto de ley, pero su éxito puede ser irrelevante si proporciona a Bolsonaro un argumento para impugnar el resultado de las elecciones.

Sus índices de aprobación este mes alcanzaron su punto más bajo, en torno al 34%, mientras que las protestas aumentan. Más de medio millón de brasileños han muerto a causa del covid, y una investigación del Congreso está examinando cada uno de los errores oficiales que condujeron a ese número de víctimas fatales.

Nota Original:Bolsonaro Wages Trumpian Campaign to Sow Doubts About Voting (2)

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