Disuadir del uso de paraísos fiscales permitirá a los países competir por sus fundamentos económicos en lugar de por ofrecer tasas más bajas que privan a los gobiernos de dinero para infraestructura y educación, según dijo el domingo la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen.
Yellen hizo esas declaraciones después de que ministros de Finanzas del Grupo de las 20 mayores economías del mundo respaldaran una tasa corporativa mínima de al menos el 15%. La medida pretende establecer un mínimo fiscal y disuadir a las empresas de recurrir a países con tributaciones más bajas como paraísos fiscales.
“Este acuerdo pondrá fin a la carrera hacia el fondo”, dijo en una conferencia de prensa tras la reunión en Venecia.
“En lugar de preguntar ‘¿Quién puede ofrecer la tasa tributaria más baja?', permitirá que todos nuestros países compitan por sus fundamentos económicos, con la habilidad de nuestras fuerzas de trabajo, nuestra capacidad de innovar y la fortaleza de nuestras instituciones legales y económicas”, afirmó.
“Y esto dará a nuestras naciones la capacidad de reunir el financiamiento necesario para bienes públicos importantes como infraestructura, investigación y desarrollo y educación”, añadió.
La propuesta de fijar un mínimo global afronta obstáculos políticos y técnicos antes de entrar en vigencia. Los detalles están por concretar en las próximas semanas en la Organización de Cooperación y Desarrollo en París, antes de que los presidentes y primeros ministros del Grupo de los 20 en una reunión el 30 y el 31 de octubre en Roma.
Cada país tendría entonces que legislar la tasa por su lado. La idea es que los países donde están las sedes de las compañías graven los ingresos del extranjero en casa si esos ingresos quedan exentos de impuestos en países con baja tributación. Eso eliminaría la motivación para utilizar complejos sistemas fiscales para llevar los beneficios a filiales en países de bajos impuestos donde las empresas en realidad hacen poco o ningún negocio.
Estados Unidos ya tiene un impuesto similar sobre los beneficios en el extranjero, pero la tasa está por debajo del nuevo mínimo del 15%. Los congresistas republicanos se han opuesto al plan del presidente, Joe Biden, de subir la tasa sobre los beneficios corporativos extranjeros al 21% para ayudar a pagar infraestructuras e inversiones en energía limpia. El presidente demócrata tiene una ajustada mayoría en el Congreso.
Tres países de la Unión Europea que participaron en las conversaciones sobre la tasa mínima se han negado a refrendarla. Irlanda, Hungría y Estonia podrían obstaculizar su adopción en Europa, donde las cuestiones fiscales de la Unión Europea requieren unanimidad. Irlanda, que basa parte de su modelo económico en unos impuestos bajos, ha dicho que su tasa del 12,5% es justa.
La propuesta del G20 también daría a los países el derecho de gravar parte de los beneficios de las grandes compañías globales que ganan dinero en su jurisdicción pero no tienen presencia física allí, como por ejemplo firmas de comercio electrónico y publicidad digital.
Algunos países, encabezados por Francia, han empezado a imponer esos impuestos sobre empresas tecnológicas estadounidenses como Google y Amazon. Estados Unidos considera que esos impuestos son prácticas fiscales injustas y ha amenazado con tomar represalias en forma de aranceles a las importaciones. Según el acuerdo fiscal, los países renunciarían a esos impuestos a cambio de una estrategia global común.