Orense (España), 9 jul (EFE).- La futura base aérea que se construirá con fondos europeos en la localidad española de Verín aspira a convertirse en un referente hispanoluso en la lucha contra los incendios forestales que golpean cada año con dureza el sur de Galicia y regiones del norte de Portugal.
El proyecto se fraguó en marzo pasado tras la reunión del Comité de Gestión del Programa de Cooperación Transfronteriza Interreg España-Portugal (POCTEP) y tiene un presupuesto de unos 9,1 millones de euros.
El plazo de ejecución finaliza en 2022 y en la iniciativa, liderada por la Xunta de Galicia, participan también los Gobiernos de Castilla y León y de Extremadura, además de Portugal.
Los incendios forestales que cada año sufren Galicia y Portugal, el apoyo de los fondos europeos para estas regiones deprimidas, una buena orografía y la proximidad al río son algunos de los incentivos que han llevado a las administraciones involucradas a construir esta base aérea en la provincia de Orense.
Basta analizar los preocupantes datos de incendios para comprender el por qué de esta ubicación: en la última década Galicia y, en particular, la provincia de Orense han liderado todas las listas de España tanto en número de fuegos intencionados como de superficie quemada.
Galicia superó en este periodo las 200.000 hectáreas quemadas, mientras que la provincia orensana registró la mitad de los grandes incendios forestales de la comunidad y casi la mitad de superficie quemada total (49%).
De las 35 parroquias que el Gobierno gallego identifica como las de mayor actividad incendiaria, 27 pertenecen a Orense.
EMPLAZAMIENTO ESTRATÉGICO
Con esta nueva base, la Xunta confía en poder dar “una mejor y más adecuada respuesta” a los incendios, cada vez más virulentos, gracias a su emplazamiento estratégico y operatividad.
A escasos tres kilómetros de Portugal y a unos 18 de la localidad lusa de Chaves, la futura base, que tendrá categoría dos de aeródromo, impresiona sobre maqueta.
Comprende 23 hectáreas de superficie y dispondrá de una pista de 1.200 metros desde la que podrán despegar tanto las aeronaves como los aviones de carga en tierra, helicópteros e, incluso, aviones anfibios.
Estará dotada de varios tanques de combustible con una capacidad mínima de 40.000 litros y una motobomba para un caudal mínimo superior a 350 litros por minuto, y tendrá además tres depósitos de agua y bocas de incendio.
“Es la primera base que se hace en Galicia de esta magnitud”, explica en una entrevista con Efe el director xeral de Defensa do Monte de la Xunta, Manuel Rodríguez, quien sitúa esta instalación al nivel de otras tan importantes como la del aeródromo de Rozas, en Lugo.
Según los plazos que maneja la Xunta, el objetivo es que las obras puedan arrancar a finales de este mismo verano, una vez culminada la expropiación de los terrenos.
Una de sus características diferenciales es “su carácter mixto híbrido”. Por características técnicas, longitud de pista y ubicación, la base permitirá operar no solamente a aviones de mayor magnitud, sino hacerlo “simultáneamente”, algo que hasta ahora “era impensable” en Galicia.
“En caso de una ola de incendios”, Galicia estará en disposición de poder operar “seis aviones simultáneamente y también helicópteros”, todo ello “desde el mismo punto”.
Esto “da una capacidad de respuesta de choque contra los incendios brutal”, afirma el responsable de Montes, quien resume el proyecto en tres palabras: “transversalidad, potencia y conocimiento”.
PROTOCOLOS DE ACTUACIÓN CONJUNTA
Rodríguez explica que el proyecto incluirá protocolos “de actuación conjunta” con Portugal y las comunidades de Extremadura y Castilla y León, y que fructificará el año que viene en un “congreso internacional” que contará con la participación de los ocho socios implicados.
En definitiva, se trata de “centralizar, coordinar recursos y aprender de otros”, resume Rodríguez, quien reivindica la oportunidad que supone conjugar sinergias y promover la formación conjunta de los distintos operadores y de la población civil.
Por el momento, los alcaldes de las zonas gallegas que cada año sufren en primera línea la lacra de los incendios ven con buenos ojos esta iniciativa.
“Nos pondría en condiciones de poder atacar en origen los grandes incendios que se producen en toda esta zona, que abarca Monterrei, Oímbra, Cualedro o Laza, y que se repiten cada año”, observa el alcalde de Verín, Gerardo Seoane.
Hasta ahora estos municipios se encuentran “a expensas” de la llegada de medios aéreos procedentes de otros puntos de Galicia “que, a veces, por condiciones climatológicas tardan en llegar”, una circunstancia que se solventaría con la creación de esta base única, pues los fuegos “se atacarían desde el minuto uno y su extinción sería mucho más fácil”.
Para este regidor, esta base puede suponer “un punto de inflexión” para estas zonas del interior gallego, primero por la “inmediatez” que supondrá en la respuesta y también porque permitirá indistintamente atacar los incendios que se registren a uno y otro lado de la frontera y, con ello, evitar su rápida propagación. “Todo son ventajas”, concluye.
“Creo que es una buena idea. Hay terreno suficiente para hacer un campo de aviación”, apostilla un vecino, Alejandro García, sobre este nuevo proyecto transfronterizo gestionado por el POCTEP.
Lorena Rodríguez de la Torre