CIUDAD DE MÉXICO (AP) — De pequeña, Paola Espinosa creció admirando a Ana Gabriela Guevara por sus logros en las pistas de atletismo.
El martes, una de las clavadistas mexicanas más laureadas de la historia, acusó a la ahora máxima dirigente del deporte local de orquestar su exclusión del equipo de clavados que competirá en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Espinosa, quien junto con Melany Hernández obtuvo la plaza para el país en trampolín sincronizado de tres metros al ganar la medalla de bronce en el Campeonato Mundial de 2019, dijo que Guevara le prometió que la plaza sería de ambas por ese logro, pero no fue así.
“Yo me gané ese lugar para los Juegos, en una prueba histórica para el país porque desde Atenas 2004 no se clasificaba”, dijo Espinosa en una rueda de prensa el martes. “Nos lo ganamos con trabajo, esfuerzo y dedicación".
Espinosa relató que ella y Hernández sentían que la plaza era suya porque, además de la promesa de Guevara, la medalla en un Mundial había garantizado el puesto en las últimas ediciones de justas olímpicas.
“Eso ha sido desde siempre”, afirmó Espinosa, bronce y plata en las citas olímpicos de Beijing 2018 y Londres 2012, respectivamente, en saltos sincronizados.
Ir a Tokio hubiera marcado la quinta participación consecutiva de Espinosa en unos Juegos Olímpicos, trayectoria que comenzó en Atenas 2004.
Los de Atenas fueron los Juegos en los que Guevara, la actual titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), obtuvo una medalla de plata en los 400 metros.
“Cuando la conocí como mi ídolo, la vi correr, la vi ganar y tenía expectativas que haría cosas increíbles, pero hoy por hoy puedo decir que a mí me dejó con mal sabor de boca", dijo Espinosa.
Guevara, como atleta, siempre fue una dura crítica de los dirigentes de la Conade que en el pasado carecían de experiencia olímpica para entender los problemas.
"En su momento la defendí porque creía en ella, pero después pasaron cosas con las que no estaba de acuerdo”, dijo Espinosa. “Creo que es la peor administración (de la historia), la de mayor incertidumbre y enojo”.
Espinosa dijo que el desencanto de Guevara con ella se dio por dos razones.
La primera fue porque en medio de la incertidumbre sobre su plaza, acudió al Comité Olímpico Mexicano para hablar con su presidente Carlos Padilla Becerra.
Y la segunda fue cuando Espinosa declinó pronunciarse en contra de la eliminación del Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento (FODEPAR), un fideicomiso que entregaba dinero a los atletas de alto rendimiento.
El gobierno mexicano anunció la desaparición de ese fideicomiso al argumentar malos manejos de los recursos públicos. La Secretaría de la Función Pública realizó auditorías en 2019 y 2020 y sancionó a cinco funcionarios, todos cercanos a Guevara.
“No quería meter las manos al fuego por algo que no era mío", dijo Espinosa. "A mí no me consta, no sé si sea verdad o mentira el tema de los desvíos y no podía subir esa carta a redes... Ese fue el principal enojo, en no apoyar algo que no me pareció”.
Espinosa contó que después de eso, habló con el presidente de la Federación Mexicana de Natación, Kiril Todorov, quien también le había asegurado que la plaza era suya y que éste le dijo que la decisión final estaba en las manos de Guevara.
La clavadista de 34 años dijo no tener pruebas físicas de sus acusaciones ni de las promesas hechas por los dirigentes porque todo fue de palabra.
"Al final estoy tranquila con lo que hice, estoy en paz porque así soy y no puedo apoyar algo que no está bien", sostuvo.
Guevara no se ha pronunciado todavía sobre las acusaciones de Espinosa. The Associated Press trató de contactarla a través de Conade para tener una postura, pero la solicitud no recibió una respuesta inmediata.
Espinosa, de 34 años, dijo que dedicará las próximas semanas a tomar un descanso. No descartó seguir vigente al menos en el arranque del próximo ciclo olímpico, rumbo a París 2024.