Washington, 17 jun (EFE).- El presidente estadounidense, Joe Biden, concluyó su primera gira internacional con la sensación de haberse reivindicado como "líder del mundo libre" y de haber estrechado la relación con sus aliados europeos, aunque sin haber conseguido todos sus objetivos en lo relativo a China y Rusia.
"Joe Biden se erigió en líder del mundo libre en este viaje, con seguridad y con destreza", dijo este jueves el asesor de seguridad nacional del mandatario estadounidense, Jake Sullivan, en una rueda de prensa telefónica.
La rotunda afirmación de Sullivan llegó unas horas después de que Biden aterrizara en Washington tras una gira de ocho días, en la que visitó Cornualles (Reino Unido), Bruselas y Ginebra para mantener cuatro cumbres: con el G7, con la OTAN, con la Unión Europea (UE) y con el presidente ruso, Vladímir Putin.
El objetivo de Biden era reforzar los lazos con sus aliados tradicionales después de cuatro años de tensiones bajo el mandato de Donald Trump (2017-2021) y llegar reforzado a su cumbre con Putin, además de conseguir una mayor cooperación de los europeos a su pulso con China.
Según los expertos consultados por Efe, Biden consiguió sus metas en líneas generales, aunque se topó con algo de resistencia en lo relativo a China y apenas dio un primer paso en la tarea de rebajar las tensiones con Moscú.
LA CITA CON PUTIN
"Biden había marcado unas expectativas muy bajas para la cumbre de Ginebra" con Putin del miércoles, recordó a Efe un experto en Rusia en el centro de estudios Wilson Center, Matthew Rojansky.
El mandatario apenas se había propuesto reactivar el diálogo con Putin e instalar "barreras de contención" para que la bronca bilateral no escalara demasiado, y en ese sentido, "la cumbre fue un comienzo prometedor, pero solo un comienzo", indicó.
Sullivan, el asesor de Biden, coincidió en no describir lo logrado en términos hiperbólicos, al calcular que se tardará "de seis meses a un año" en determinar si la relación con Rusia puede encauzarse y mejorar de forma notable.
"No estamos declarando misión cumplida para nada, pero sentimos que (la cumbre de) ayer fue productiva y eficaz, en el sentido de crear vías para avanzar en temas muy difíciles", indicó Sullivan.
Biden y Putin acordaron el regreso a las respectivas capitales de los embajadores de ambos países, expulsados mutuamente en abril; ordenaron negociaciones para un mayor control de armas y prometieron más cooperación en el tema de ciberseguridad, tras los múltiples ataques de los que EE.UU. acusa a criminales rusos.
La oposición republicana en Estados Unidos citó ese modesto resultado para criticar la cumbre, y el líder de la minoría conservadora en la Cámara Baja, Kevin McCarthy, acusó este jueves a Biden de haber dejado a Putin irse libre de culpa en lo relativo a los ciberataques.
Sullivan negó que fuera así, al alegar que Biden "desafió a Putin en lo relativo (al opositor ruso encarcelado) Aléxei Navalni, a Radio Free Europe, a los estadounidenses injustamente detenidos en Rusia, a las actividades cibernéticas dañinas de Rusia y a la interferencia en las elecciones" de EE.UU.
PRIMEROS PASOS CONTRA CHINA
La gran protagonista en la sombra de la gira fue China, y Biden logró que tanto el G7 como la OTAN se refirieran a Pekín en los comunicados finales de sus respectivas cumbres, algo que irritó al gigante asiático.
En el caso de la Alianza Atlántica, sus miembros reconocieron por primera vez en su historia los "desafíos" que plantea para la OTAN la pujanza de China; mientras que el G7 acordó lanzar un gran plan de infraestructuras, en respuesta al megaproyecto chino "One Belt, One Road" (Una ruta, un cinturón).
Sin embargo, "Biden no consiguió todo lo que quería en lo relativo a China", opinó para Efe el que fuera asesor para Europa del presidente Barack Obama (2009-2017), Charles Kupchan.
Antes de la gira, las declaraciones de Biden eran "más fuertes y combativas" respecto a China, y dibujaban un relato de dos mundos, de "democracias contra autocracias"; pero durante la gira, el presidente "puso el consenso por encima de todo" y evitó repetir ese discurso épico, añadió.
"Dentro de Europa hay diferencias (sobre cómo tratar a China), y en cierto sentido, (Biden) tuvo que encontrar el mínimo común denominador", resumió Kupchan, quien es analista en el Council of Foreign Relations (CFR).
En el mismo sentido, Rachel Ellehuus, subdirectora del programa de Europa y Rusia en el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS), recordó a Efe que la OTAN "no llegó al punto de etiquetar como amenaza a China", algo que sí ha hecho con Rusia.
No obstante, Biden logró su meta principal de "enviar un mensaje claro de que Estados Unidos ha vuelto y quiere trabajar con sus aliados para actualizar las reglas en lo relativo, por ejemplo, al comercio y las tecnologías emergentes", agregó Ellehuus.
La sintonía con sus aliados se reflejó en el acuerdo por cinco años con la Unión Europea (UE) para suspender los aranceles por la disputa entre la estadounidense Boeing y la europea Airbus, aunque será más difícil que Biden haga lo mismo a corto plazo con los gravámenes al acero y aluminio europeos, que benefician más a los trabajadores estadounidenses.
Lucía Leal