San Francisco, 16 jun (EFE).- Facebook anunció este miércoles que empezará a mostrar anuncios dentro de las aplicaciones de sus gafas de realidad virtual Oculus, algo que no ocurría hasta la fecha pero que supone alinear a este segmento de negocio con la principal fuente de ingresos de la compañía: la publicidad.
En una entrada en el blog corporativo, la red social tildó la iniciativa de "experimento" y detalló que una de las primeras aplicaciones en recibir publicidad será el popular videojuego Blaston desarrollado por Resolution Games.
Desde Facebook se mostraron convencidos de que abriendo una nueva fuente de ingresos a los desarrolladores de aplicaciones de realidad virtual "se ampliarán los tipos de contenidos" en esa plataforma y, por consiguiente, se avanzará hacia una mayor adopción de esta tecnología por parte del público.
La realidad virtual, que durante años estuvo llamada a ser el estándar del futuro en industrias como la de los videojuegos, nunca ha logrado despegar del todo, y su penetración en el mercado sigue siendo testimonial.
Facebook, que además de Oculus y la red social que lleva su nombre, también es propietaria de Instagram y WhatsApp, recibe la inmensa mayoría de sus ingresos de la publicidad, por lo que dispone de un gran y detallado conocimiento del sector que ahora podrá usar en Oculus.
Sin embargo, ampliar todavía más su dominio en el mercado de la publicidad digital (Alphabet -la empresa matriz de Google- y Facebook reciben más de la mitad del total del gasto publicitario en internet en Estados Unidos) podría dificultar las disputas antimonopolio abiertas contra la red social.
La compañía que dirige Mark Zuckerberg se enfrenta a dos demandas presentadas en su contra a finales del año pasado por la Comisión Federal del Comercio (FTC, pro sus siglas en inglés) y los fiscales generales de 46 estados y dos territorios de EE.UU. por presuntas prácticas contrarias a la libre competencia.
Ambas demandas se centran en las adquisiciones por parte de la red social de los competidores Instagram en 2012 y WhatsApp en 2014, operaciones que, paradójicamente, fueron aprobadas en su momento por la propia FTC, el mismo ente que ahora se querella contra Facebook.