CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El 6 de agosto del 2021 es una fecha que se insinúa como despedida para Horacio Nava. Ese día, el mexicano competirá en la última prueba de 50 kilómetros en marcha en unos Juegos Olímpicos en la que probablemente sea su competencia final en estas justas.
Nava, de 39 años y ya con una cirugía de corazón que puso en riesgo su vida, no le da la espalda a la realidad y espera que en los aplazados Juegos de Tokio 2020 pueda conseguir una elusiva medalla no sólo para él, sino para México, que no sube a un podio olímpico de marcha masculina desde Sydney 2000.
“Vienen unos Olímpicos muy diferentes por muchos aspectos, pero en el caso mío y varios serán mis últimos 50 kilómetros en marcha, una prueba que para los mexicanos es emblemática”, dijo Nava en una videoconferencia. “Duele que sea la última prueba, no hay otra. No por menospreciar a las demás, pero los 50 kilómetros tenían su sabor por ser la más larga del atletismo”.
El Comité Olímpico Internacional anunció previamente que la prueba ya no sería incluida en el programa para París 2024, siendo reemplazada por una nueva prueba mixta de la misma disciplina, que si mantendrá los 20 kilómetros tanto para hombres como mujeres.
"Si es para masificar el deporte y que haya más competidores, está bien”, dijo Nava.
La última medalla para hombres en marcha fue justo en esa prueba, con un bronce de Joel Sánchez en Sydney 2000. Antes, Carlos Mercenario ganó una plata en Barcelona 1992 y Raúl González ganó un oro en Los Ángeles 1984.
Además, los mexicanos han ganado medallas en los 20 kilómetros con José Pedraza (México 1968), con plata, así como el oro de Daniel Bautista (Montreal 1976) y otro más con Ernesto Canto (Los Ángeles 1984).
En mujeres, María Guadalupe González se colgó una plata en Río 2016.
“Estamos preparándonos fuerte para Tokio, el primer objetivo es mejor el sexto lugar (que logró en Beijing 2008), sueño con la medalla desde que vi a Mercenario con su plata en Barcelona y ese sueño se mantiene vivo en estos que serán mis cuartos juegos”, agregó Nava. “No quiero vender espejos porque en ninguna prueba está fácil ganar y 50 kilómetros no lo es, pero es el sueño”.
El sueño de Nava casi quedó interrumpido hace 15 años cuando luego de una prueba física le detectaron una cardiopatía, afección que podría haberle provocado una muerte súbita si no era operado, algo que hizo un año más tarde.
“Mi cardiólogo me dijo que, si hubiera elegido un deporte de potencia como 100 metros o halterofilia, mi corazón quizá hubiera tronado, pero escogí uno que me fortalecía el corazón y que podía llevar una vida normal”, recordó Nava. “Ahora me hago chequeos y todo aparece normal. Dentro de mi vida esa cardiopatía esta borrada, pero tengo que seguir checándome”.
Nava sabe que en Tokio probablemente serán sus últimos Olímpicos, pero no está listo para hablar del retiro porque ya se clasificó para el Mundial de atletismo del próximo año y planea competir en la nueva distancia.
A pesar de eso, el tiempo del adiós para Nava está cerca y eso es ineludible.