Naciones Unidas, 15 jun (EFE).- El enviado de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, se despidió este martes del cargo sin haber podido cerrar un acuerdo para detener la guerra y avisando que las perspectivas para el país son “desalentadoras”.
Griffiths, que dejará el puesto esta semana para convertirse en el próximo jefe humanitario de Naciones Unidas, compareció por última vez ante el Consejo de Seguridad tras más de tres años tratando de mediar entre el Gobierno yemení y los rebeldes hutíes que controlan buena parte del país.
“La brecha entre el Gobierno de Yemen y Ansar Alá (los rebeldes hutíes) es demasiado grande para anunciar lo que me habría encantado anunciar, que es que tenemos un acuerdo. Hemos tratado de acercar posturas, pero hasta ahora no hemos podido hacerlo”, dijo el diplomático británico en una conferencia de prensa.
Durante los últimos meses, Griffiths ha impulsado negociaciones para tratar de lograr un pacto en cuatro puntos concretos: la apertura del aeropuerto de Saná al tráfico internacional, la reducción de las barreras para la entrada de buques al país, un alto el fuego nacional y el comienzo de un proceso político.
Tanto el aeropuerto de Saná como el principal puerto de Yemen, Al Hudeida, están en manos rebeldes, pero bloqueados por la coalición militar liderada por Arabia Saudí que interviene en apoyo del Ejecutivo del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi, exiliado en Riad desde 2015.
Según explicó al Consejo, mientras el Gobierno yemení insiste en que esas cuatro cuestiones se acuerden como parte de un paquete simultáneo, los hutíes quieren un acuerdo separado sobre los puertos y aeropuerto como condición para proceder al cese de las hostilidades y a un proceso político.
Griffiths se reunió recientemente con los líderes hutíes, pero del encuentro no salieron avances significativos, según dijo hoy.
“Yemen es una historia de oportunidades perdidas. Esto no es porque las oportunidades para escapar del conflicto no sean frecuentes o evidentes. Pero seamos claros, estas son decisiones difíciles que requieren de un sentimiento de confianza sobre las concesiones necesarias para la paz. Es una pesada responsabilidad”, señaló el mediador.
Griffiths aseguró que los líderes de las dos partes han estado en ocasiones cerca de dar esos pasos necesarios, pero una y otra vez se ha dado la situación de que cuando un bando está listo para el compromiso, el otro no lo está.
El Gobierno de Yemen y los hutíes sellaron en diciembre de 2018 el llamado Acuerdo de Estocolmo, que buscaba abrir la puerta a un pacto más amplio para la paz, pero muchos de sus puntos no han sido aplicados ni respetados, y uno de sus escasos resultados ha sido el intercambio de prisioneros de guerra entre los dos bandos.
Griffiths aseguró hoy que, a pesar de la “desoladora imagen” de la situación en Yemen que presentó al Consejo, hay algunos motivos para la esperanza, por ejemplo los recientes esfuerzos diplomáticos de Omán para impulsar acuerdos.
La guerra ha creado en Yemen la que, según la ONU, es la peor crisis humanitaria del mundo, con alrededor del 80 % de su población necesitada de algún tipo de asistencia para subsistir.
El jefe humanitario de Naciones Unidas, Mark Lowcock, que dejará su puesto a Griffiths, advirtió este martes al Consejo de Seguridad del riesgo de hambruna y de una explosión del coronavirus si no hay más ayuda internacional y se dan pasos hacia la paz.
La guerra en Yemen estalló después de que los hutíes, respaldados por Irán, conquistaron amplias zonas del norte y el oeste del país en 2014, y se internacionalizó con la intervención de una coalición de países suníes en marzo de 2015 en apoyo del Gobierno de Hadi.