Río de Janeiro, 11 jun (EFE).- El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, autorizó el regreso de las Fuerzas Armadas a la Amazonía para ayudar a combatir los delitos ambientales en la mayor selva tropical del mundo, informó este viernes su vicepresidente, el general de la reserva del Ejército Hamilton Mourao.
En declaraciones que concedió a periodistas al llegar al Palacio presidencial de Planalto, Mourao agregó que la previsión es que los militares puedan volver a la Amazonía la próxima semana y que permanezcan al menos dos meses en la región.
Esta será la tercera vez en los dos últimos años que los militares son autorizados a participar en operaciones de combate a crímenes como la tala ilegal y de combate a incendios forestales en la Amazonía desde que el líder ultraderechista asumió la Presidencia, en enero de 2019.
La última operación movilizó a 3.400 militares entre noviembre de 2020 y abril de 2021.
El primer envío de miembros del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina a la Amazonía, entre mayo y octubre del año pasado, fue autorizado por Bolsonaro como una reacción a las crecientes críticas a la supuesta omisión del Gobierno frente a la devastación de la región y a su discurso antiambientalista.
La intervención militar en el considerado mayor pulmón vegetal del mundo permite a miembros de las Fuerzas Armadas participar en operaciones de combate a crímenes e incidentes ambientales, así como de combate a incendios forestales, en áreas fronterizas, reservas ambientales e indígenas y otras áreas vulnerables en la Amazonía.
Los militares asumen parte de las actividades que eran ejercidas por los fiscales del Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama), un órgano que, como otros del área, ha sufrido fuertes recortes presupuestarios y de personal desde el inicio del Gobierno.
MILITARES PERMANECERÁN DOS MESES EN LA AMAZONÍA
Mourao, que comanda el Consejo Nacional de la Amazonía Legal, responsable por las políticas de preservación en la región, aseguró que el costo de la nueva operación puede llegar a 50 millones de reales (unos 10 millones de dólares) y que el Ministerio de Economía ya garantizó los recursos pese a la rígida política fiscal del país.
"Estamos planificando la operación detalladamente para que podamos atacar de forma intensiva en los lugares en los que se está registrando la mayor parte del problema (deforestación)", afirmó.
Pese a la intervención de los militares, la deforestación en la Amazonía, que alcanzó niveles récords en los dos primeros años de Gobierno de Bolsonaro, siguió creciendo en 2021.
En los cinco primeros meses de 2021 se extendió por 2.336 kilómetros cuadrados, un área en un 14,6 % superior a la del mismo período del año pasado, según los datos del estatal Instituto Nacional de Estudios Espaciales (INPE).
Desde que Bolsonaro asumió el poder la devastación de la selva amazónica ha sido una de las peores en la historia de Brasil y sus políticas ambientalistas han sido duramente criticadas por organizaciones ecologistas.
El mandatario defiende la explotación de los recursos naturales de la Amazonía, incluso en reservas indígenas, y ha flexibilizado la fiscalización de actividades que atacan directamente al medioambiente, como la minería y el comercio de madera, en su mayoría practicado de forma ilegal en esa región.