Por Miguel Pereira
ALBUFEIRA, Portugal, 4 jun (Reuters) - Los británicos que estaban de vacaciones en el Algarve cuando el Gobierno del Reino Unido volvió a incluir a Portugal en su lista "ámbar" de viajes se mostraron confusos y frustrados ante la perspectiva de tener que pagar más tests y enfrentarse a una cuarentena de diez días al volver a casa.
"Nos dan luz verde para venir aquí, pasamos por todos los procedimientos, y luego hacen esto y creo que está muy muy mal", protestó Jasmine, residente en Bristol.
El jueves, Reino Unido retiró a Portugal de su lista verde de viajes internacionales tras apenas tres semanas, alegando el aumento de contagios y el riesgo de una mutación del virus detectada en Portugal, también presente en Reino Unido.
"Creo que es la peor decisión", opinó Darren, que voló a Portugal desde Liverpool. Al igual que otros turistas británicos que hablaron con Reuters, no quiso dar su nombre completo.
"Mientras estamos de vacaciones, tenemos que empezar a comprar más pruebas para cuando volvamos a casa (...), es desastroso".
Los británicos que regresen de Portugal a partir del martes tendrán que hacer cuarentena por diez días y dos tests de COVID-19 al regreso a su país. Con las normas de la lista verde, los viajeros sólo debían hacerse una prueba, antes del viaje de vuelta, y no debían estar en confinamiento.
La decisión de Londres golpea a las empresas turísticas de Portugal, que habían depositado sus esperanzas de reactivación del sector en el regreso de los británicos. Dueños de hoteles y grupos que hablaron con los medios locales informaron de un importante número de cancelaciones tras la noticia.
Portugal, que registra 851.031 contagios de COVID-19 y 17.029 muertes, ha visto un lento aumento de los casos detectados desde que en mayo empezó a levantar las restricciones.
El Gobierno también ha aumentado las pruebas gratuitas en las zonas de alto riesgo, especialmente en la conurbación de Lisboa.
Según el Ministerio de Salud portugués, los nuevos casos se concentran en adultos jóvenes, las hospitalizaciones siguen siendo bajas y las muertes diarias casi nulas.
(Reporte de Miguel Pereira, redacción de Sergio Goncalves; edición de Victoria Waldersee y Ros Russell, traducido por Tomás Cobos)