Carrera contrarreloj para formar un gobierno anti-Netanyahu en Israel

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La víspera de la fecha límite, los adversarios del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aceleraron este martes las negociaciones para lograr un gobierno del "cambio" y poner fin a más de dos años de crisis política.

Reparto de ministerios y puestos clave compartidos. El maratón de negociaciones continua entre los equipos de los principales dirigentes de izquierda, centro y de una parte de la derecha, entre ellos Yamina, la formación del líder de derecha radical Naftali Bennett, que podría ser primer ministro en un sistema de rotación en el poder.

Los dirigentes de las principales facciones, entre ellos el jefe de la oposición Yair Lapid, se reunieron en un hotel de las afueras de Tel Aviv "en un esfuerzo para lograr un acuerdo", informó en un comunicado Yamina.

"Vamos en la buena dirección", afirmó el dirigente de la oposición árabe israelí Raam (islamista, 4 diputados), Mansur Abas, al llegar a la reunión. "Nada está acabado, hasta que está acabado", agregó.

Las miradas están puestas en esta formación y en el otro partido árabe israelí de la Lista Unida, máxime cuando el campo anti-Netanyahu solo necesita cuatro apoyos más para lograr la mayoría de 61 diputados para poder formar un gobierno.

Abas se dijo en el pasado dispuesto a negociar con las formaciones que quieran servir los intereses de la comunidad árabe israelí (20% de la población).

Lapid, antigua estrella de la televisión, tiene hasta el miércoles a las 23H59 (20H59 GMT) para presentar su proyecto de acuerdo de "gobierno de unión nacional", que permitiría sacar a Israel de dos años de crisis política.

Hasta ese plazo, tienen que intentar dejar de lado las divisiones y superar las pretensiones ministeriales de los grupos, especialmente las carteras de Defensa y Justicia.

- ¿"Nueva era"? -

"Hasta la formación del gobierno, todavía quedan muchos obstáculos", estimó Lapid, con prudente optimismo.

"Es nuestra primera prueba para ver si podemos encontrar compromisos inteligentes y conseguir nuestro objetivo más importante", declaró el lunes. "En una semana, Israel puede entrar en una nueva era", agregó.

Todo, desde la situación de los palestinos, la recuperación económica o el lugar de la religión, divide a esta alianza dispar, salvo su voluntad de derrocar a Netanyahu, el primer ministro que más tiempo ha estado en el cargo en la historia de Israel.

Juzgado por "corrupción" en tres casos, es el primer jefe de gobierno israelí que se enfrenta a procesos penales durante su mandato. Y estas demandas podrían afectarlo si perdiera la inmunidad como primer ministro.

Si Lapid presenta su acuerdo el miércoles por la noche, tendrá siete días para repartir las carteras ministeriales y obtener un voto de confianza en el Parlamento.

Entretanto, todo es posible. El martes, Netanyahu, su partido y sus abogados hacían todo lo posible para dividir el bloque de oposición y hacer fracasar el intento de coalición.

- "Traición" -

Según la prensa israelí, el presidente del Parlamento, Yariv Levin (del Likud, partido de Netanyahu), podría alargar la organización del voto de confianza parlamentaria, con la idea de conseguir abandonos en el campo anti-Netanyahu.

En otra iniciativa para obstaculizar las negociaciones, abogados del Likud recurrieron a la presidencia de Israel para cuestionar la constitucionalidad del proyecto de rotación de puestos clave en el gobierno esbozado por Lapid.

En un texto consultado por la AFP, la presidencia zanjó en menos de una hora la cuestión legal, recordando que Bennett podía ser el primero en iniciar el sistema de alternancia al frente del gobierno.

En estas circunstancias que preceden la firma de un acuerdo denunciado como una "traición" por los seguidores de Netanyahu, las medidas de seguridad en torno a Bennett y Lapid se han reforzado, confirmaron las dos formaciones a la AFP.

Las manifestaciones de oposición se han multiplicado y Netanyahu ha calificado el bando adverso como un "peligro para la seguridad de Israel". En este tenso contexto, los observadores temen que se produzca una deriva como en 1995, cuando un extremista judío asesinó al primer ministro Isaac Rabin.

Si el campo anti-Netanyahu no logra formar un gobierno, los diputados podrán pedir al presidente encargar a un nuevo parlamentario formar un gobierno.

Si esta opción también fracasa, los israelíes, ya llamados a votar cuatro veces en menos de dos años, deberán volver a las urnas.

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