Rabat, 31 may (EFE).- Marruecos desligó hoy lo que llamó "grave crisis" con España de la suerte que corra el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, que comparece mañana, martes, ante la Audiencia Nacional, al advertir de que lo que espera de Madrid es "una aclaración sin ambigüedades de sus elecciones, sus decisiones y sus posiciones" sobre la cuestión del Sáhara.
El ministerio marroquí de Exteriores emitió hoy un comunicado, leído ante las agencias internacionales, en horas previas a la comparecencia ante el juez Santiago Pedraz del secretario general del Frente Polisario Brahim Ghali, convaleciente en un hospital de Logroño (norte de España) de un caso grave de covid-19, una hospitalización que la jefa de la diplomacia española, Arancha González Laya, justificó "por razones humanitarias".
Ghali responderá por dos denuncias: una interpuesta por el ciudadano hispano-saharaui Fadel Breica por "detención ilegal, torturas y lesa humanidad", y la otra presentada por una asociación canaria por "genocidio, asesinato, terrorismo, torturas y desapariciones" sufridos "por los prisioneros de guerra" y por ciudadanos saharauis, "especialmente por los de origen español, en manos del Frente Polisario".
"La crisis no se reduce a un hombre: no comienza con su llegada, ni terminará con su partida. Se trata, ante todo, de una cuestión de confianza y de respeto mutuo rotos entre Marruecos y España (...) Las legítimas expectativas de Marruecos van más allá: comienzan con una aclaración, sin ambigüedades, por parte de España, de sus elecciones, sus decisiones y sus posiciones", dice el comunicado de Exteriores.
Es la primera vez que Marruecos "aparca" de manera clara el destino inmediato de Brahim Ghali para trasladar la crisis al terreno puramente político, al considerar que en España "hay connivencia con los adversarios del Reino (el Frente Polisario)", y el caso Ghali "ha revelado las actitudes hostiles y las estrategias perjudiciales de España hacia la cuestión del Sáhara marroquí".
El comunicado recuerda que la cuestión del Sáhara "es sagrada para todo el pueblo marroquí".
Es la quinta vez en estas últimas dos semanas en que el ministerio de Exteriores convoca a la prensa con un único punto en la agenda: la crisis con España, que ya califica de "grave", y ello pese a que en España la diplomacia ha optado por un perfil bajo.
En este sentido, González Laya dijo el pasado día 26: “Voy a mantener la discreción sobre mis relaciones con todos los interlocutores marroquíes; la diplomacia debe ser discreta si queremos que sea efectiva”.
En Marruecos, esta crisis con España ocupa desde hace días todas las portadas, y los líderes de distintos partidos políticos se turnan para criticar a las autoridades españolas por haber dado acogida a Ghali, al que califican de terrorista, criminal de guerra y hasta emigrante ilegal por su presunta entrada en España con documentos falsificados, como sostiene Rabat.
Y en paralelo a la situación de Ghali, la cuestión del Sáhara parece evolucionar del lado de Rabat: ayer se supo que el ejército estadounidense incluirá por vez primera en treinta años a localidades del Sáhara en sus maniobras militares "African Lion" que se desarrollarán entre el 7 y el 18 de junio.
El presidente del Gobierno marroquí, Saadedín Otmani, escribió ayer en su cuenta de Twitter que esos ejercicios militares tendrían entre sus escenarios la localidad de Mahbes (noreste del Sáhara Occidental, muy cerca de la frontera argelina) y la ciudad de Dajla, la segunda más poblada del territorio.
El anuncio de Otmani es importante porque supone el primer gesto de la nueva administración estadounidense que confirma la declaración del anterior presidente, Donald Trump (2017-2021), de reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara, tras meses de silencio al respecto.
En el comunicado de hoy, el Gobierno marroquí quiso recordar también las numerosas ocasiones en que se negó a prestar su apoyo al separatismo catalán en los años más complicados, los que precedieron al referéndum de autoderminación ilegal del 1 de octubre de 2017, y así afirmó que "durante la crisis catalana, Marruecos no optó por la neutralidad, sino que fue uno de los primeros en ponerse del lado de la unidad nacional de su vecino del norte de forma clara y contundente".
Tras ofrecer varios ejemplos al respecto, el comunicado también detalla otros casos de mano tendida hacia España en distintas crisis pesqueras, económicas o migratorias, y subraya que "Marruecos no tiene ningún problema con los españoles, sus ciudadanos, sus operadores económicos, sus actores culturales y sus turistas, que son bien acogidos como amigos y vecinos".
Javier Otazu