Madrid, 29 may (EFE).- La conexión entre organizaciones delictivas que comparten recursos o la modalidad del "crimen como servicio", es decir, redes criminales que ofrecen a otras asistencia especializada para blanquear capitales, desarrollar comercio por internet o medios e infraestructuras logísticas, se ha instalado a España.
De ello alerta el último informe del Departamento de Seguridad Nacional del país, que avisa también del "creciente" empleo de la violencia entre grupos criminales y, eventualmente, contra las fuerzas de seguridad, así como de la adopción por parte de los delincuentes de medidas de seguridad cada vez más sofisticadas para protegerse de la acción policial.
Ejemplo de ese "crimen de servicio" es la operación Desvanes-Dunas 20, en la que la Guardia Civil española desarticuló el pasado abril una importante organización que suministraba grandes cantidades de hachís a otros grupos criminales, a los que también facilitaba la fabricación y almacenaje de embarcaciones de alta velocidad, conocidas como narcolanchas.
NUEVOS MODUS OPERANDI: CRIPTOACTIVOS PARA BLANQUEAR
Las organizaciones criminales tienen acceso inmediato a tecnologías que superan, en ocasiones, a las de las policías. En general, aprovechan cualquier espacio de impunidad que permita la falta de respuesta rápida de los países.
El informe señala también que uno de los mayores desafíos es combatir la resiliencia de las organizaciones dedicadas al narcotráfico y su capacidad de adaptación a escenarios adversos, con estructuras deslocalizadas, una actividad diversificada y nuevos modus operandi que les permite escapar de la presión policial.
Estas nuevas formas de operar de los grupos se asientan en la tecnología, como el uso de los criptoactivos (dinero digital) como medios de pago o para blanquear dinero.
LAS NUEVAS OPORTUNIDADES CRIMINALES DE LA COVID
Las crisis relacionada con la pandemia de coronavirus ha tenido un "notable impacto" en las actividades de las organizaciones criminales, asegura el informe.
Por un lado, los grupos han identificado nuevas oportunidades para ampliar su abanico de actividades criminales y, por otro, han debido reducir sus acciones, especialmente en cuanto al robo con fuerza en domicilios, o adaptar sus métodos.
El incremento en el uso de la tecnología, ya sea para fines sociales o comerciales, la aparición de nuevos productos de primera necesidad como vacunas, geles o mascarillas, la búsqueda de nuevas fuentes de inversión (FOREX, criptomonedas...) y la gestión de residuos contaminantes, han supuesto nuevas oportunidades para las organizaciones criminales.
Las restricciones derivadas de la pandemia han supuesto un aumento nivel de las compras por internet y, en consecuencia, del sistema de paquetería. En España, esto ha generado un incremento "importante" de estafas y ciberdelitos.
"DROP OFF" O CÓMO ARROJAR LA DROGA CERCA DE LA COSTA
España, por su posición geoestratégica, es un punto clave en el tráfico de drogas. El pasado año se produjo un aumento de las aprehensiones de cocaína, hachís y marihuana con respecto a 2019.
La principal puerta de entrada de la cocaína en 2020 fuera de recintos aduaneros fue la denominada “ruta atlántica”, fundamentalmente a través de buques mercantes, mientras que veleros y yates fuero los medios más utilizados para introducir hachís.
Al método de 'rip off', que consiste en introducir de forma clandestina la droga en contenedores con mercancías lícitas para ser extraída posteriormente en los puertos de destino por los denominados "rescatadores", se une el 'drop off', con buques de línea regular que arrojan la droga cerca de la costa para ser recogida por embarcaciones menores.
Además, en la ruta atlántica ha surgido el uso de semisumergibles y es "notable" la aparición de cocaína de Marruecos o rescatada en alta mar que se pretende introducir en España a través de las tradicionales rutas del hachís con embarcaciones semirrígidas.
En la mayor aprehensión efectuada en el mar (4.564 kilos de cocaína) se usó un mercante y se intervinieron cuatro embarcaciones semirrígidas de alta velocidad que, presuntamente, iban a ser utilizadas para recoger en alta mar la droga del buque.
En el interior de recintos aduaneros, la mayor parte de la cocaína aprehendida ha sido en contenedores que llegaron vía marítima, con 18.279 kilos.
El informe recoge el "importante" incremento de aprehensiones de hachís en envíos por paquetería postal, que se han duplicado, al pasar de 61,5 kilos en 2019 a algo más de 126 en 2020.