MOSCÚ (AP) — En medio del llanto y los abrazos de familiares, se enterró el miércoles a las nueve personas muertas a tiros en una escuela de la ciudad rusa de Kazan y se declaró un día de duelo en la república de Tartaristán, de mayoría musulmana.
Se formó un gran túmulo de flores en un monumento improvisado frente a la Escuela 175 de la ciudad, situada 700 kilómetros al este de Moscú, donde un hombre armado abrió fuego. Los estudiantes se refugiaron bajo sus mesas, salieron corriendo o incluso se lanzaron por las ventanas.
Además de los siete alumnos y dos empleados muertos, otras 23 personas estaban hospitalizadas tras el ataque a la escuela, a la que asisten niños de los grados primero a 11.
En el funeral de Elvira Ignatyeva, una maestra de inglés de 26 años, sus familiares lloraron y se abrazaron.
“Amaba a los niños”, dijo su tío, Talgat Gumerov, con voz temblorosa en el entierro, que se realizó al día siguiente de su muerte, como manda la tradición islámica.
Los investigadores no explicaron los motivos de Ilnaz Galyaviyev, un joven de 19 años arrestado al día siguiente, para atacar su antigua escuela. Al comparecer en un tribunal el miércoles, se le acusó de asesinato y se le dictó prisión preventiva por dos meses. Las autoridades dijeron que estaba autorizado a poseer el arma.
El presidente ruso Vladimir Putin ordenó al jefe de la Guardia Nacional una revisión de las normas sobre la posesión de armas por parte de civiles.
Sin embargo, la prensa independiente destacó que prácticamente no se han tomado medidas sobre la posesión de armas por civiles desde que Putin dio una orden similar hace tres años tras la muerte de 21 personas en un tiroteo en una escuela en la península de Crimea, anexada por Rusia.