La crisis derivada del coronavirus y la competencia china han afectado fuertemente a la industria naval alemana, que ahora exige una mayor participación del Gobierno germano y de los responsables del sector en la Unión Europea (UE) para asegurar el futuro de los constructores de barcos. Los astilleros alemanes se encuentran en una doble encrucijada. Por un lado, la pandemia de coronavirus provocó un desplome en el mercado de los cruceros, que hasta ahora les aseguraba la mayor parte de sus pedidos, y por otro, deben librar desde hace años una batalla desigual contra la competencia de China. La Asociación alemana de Industrias Navales y Marítimas (VSM) exige ahora al Gobierno alemán y a la Unión Europea una "reestructuración sustancial de las condiciones marco para la construcción naval europea", incluidas subvenciones estatales. "No estamos hablando de proteccionismo, sino de establecer una competencia que por el momento no tenemos", dice Reinhard Lüken, director general de la asociación. "Una empresa mediana alemana no puede competir contra las acciones estratégicas del Estado chino", advierte el presidente de VSM, Harald Fassmer, quien dirige el astillero del mismo nombre en la localidad de Wesermarsch, en el noroeste alemán. "Con las actuales condiciones marco es inminente la pérdida irreversible de las capacidades esenciales de la construcción naval", señala Fassmer. El presidente de VSM destaca que los problemas se conocen desde hace tiempo, pero que Europa no ha hecho nada al respecto en los últimos años. "Quizá la presión no era lo suficientemente fuerte debido al auge de la construcción de nuevos barcos de crucero", añade. Por su parte, Bernard Meyer, director del astillero Meyer Werft, opina que la cuestión es si Alemania y Europa podrán seguir teniendo una industria de construcción naval civil a escala significativa dentro de diez años. Desde una perspectiva global, los barcos europeos se han convertido en un producto tecnológicamente sofisticado pero caro. Es cierto que Europa tiene el mayor mercado interno marítimo del mundo y que el 40 por ciento de los pedidos de construcción naval proceden de armadores europeos. Pero el 95 por ciento de los pedidos europeos se dirigieron a astilleros fuera de la UE, según Lüken. Desde el punto de vista de las navieras se trata de una situación "buena" a corto plazo. "Pero a largo plazo, los chinos tienen también el objetivo de poseer más del 50 por ciento de la flota mundial, o sea, tener el transporte en sus manos", advierte Meyer. Desde la década de 1980, los constructores navales han tenido que ceder cada vez más cuota de mercado al Lejano Oriente, primero a Japón, luego también a Corea del Sur y, desde principios de este siglo, cada vez más a China. En consecuencia, la producción de grandes buques portacontenedores, así como buques RoRo, que transportan cargamento rodado, y posteriormente también de naves más pequeñas, ha migrado casi por completo. "Por eso la pregunta es si, en los próximos, años China también intentará entrar en el mercado de los cruceros, algo que acaba de hacer con éxito con los transbordadores", señala Meyer. Según VSM, en la actual pandemia de coronavirus, los chinos son los únicos que se benefician con crecientes pedidos. Mientras que el volumen mundial de pedidos se redujo un 12 por ciento en 2020, el descenso en Europa fue del 64 por ciento y el volumen en China aumentó un 15 por ciento. La situación es especialmente dramática para los astilleros alemanes. "Mientras que en los últimos cinco años anteriores a la pandemia los pedidos a astilleros alemanes alcanzaban un promedio de 4.300 millones de euros al año (5.200 millones de dólares), en 2020 el valor de los nuevos pedidos cayó un 80 por ciento, hasta solo 900 millones de euros", informa la VSM. "La pandemia muestra ahora cuánta sustancia se ha perdido en la construcción naval alemana en los últimos años, fuera del exitoso desarrollo de cruceros, grandes yates, buques de la Marina y guardia costera", agrega. También el mayor sindicato de Alemania ve una crisis existencial en la industria naviera. "Esta crisis llega a lo más profundo de la construcción naval alemana. Están en peligro miles de puestos de trabajo en astilleros y otros proveedores", declaró a dpa Daniel Friedrich, de la Unión Industrial de Trabajadores del Metal (IG Metall). Friedrich teme que algunos emplazamientos, y así importantes núcleos industriales en la costa, estén a punto de colapsar. "Para asegurar el futuro de la construcción naval en Alemania, los políticos y las empresas deben actuar ahora", instó Friedrich. El sindicalista germano exige la puesta en marcha de medidas concretas para proteger los puestos de trabajo y los emplazamientos. El Gobierno germano ya inyectó dinero en el sector marítimo el año pasado. En junio lanzó un paquete de estímulo económico sin precedentes para paliar los efectos de la crisis derivada del coronavirus, que incluía unos mil millones de euros para la construcción naval y el transporte marítimo en Alemania. Sin embargo, según el director general de VSM, Lüken, esto apenas si ha sido de ayuda para los armadores. "A las navieras, que son quienes encargan buques, no les llegó mucho de ello", resaltó. dpa