Roma, 10 may (EFE).- El Teatro de La Scala de Milán celebra el 75 aniversario de su reapertura en 1946 tras su reconstrucción por los bombardeos de la II Guerra Mundial y lo hará hoy con un concierto con público por primera vez desde octubre a causa del coronavirus.
La Scala, uno de los templos de la lírica mundial, da esta noche un concierto dirigido por Riccardo Chailly que marcará la vuelta del público, ausente en los últimos 199 días por la pandemia, especialmente dura en Milán y en su región, Lombardía (norte de Italia).
Si bien será un regreso reducido con un máximo de quinientos asistentes, ubicados únicamente en los palcos, es un retorno muy esperado y la taquilla ya ha colgado el cartel de "entradas agotadas".
"Es un símbolo de reanudación no solo para La Scala, sino para toda la cultura", dijo el superintendente del teatro Dominique Meyer en declaraciones a la cadena de televisión SkyTg24.
El concierto, aunque limitado presencialmente, podrá llegar en diferido a todas las casas italianas mañana 11 de mayo a través de la televisión pública y a todo el mundo desde la red euroradio y la página de internet de la institución, teatroallascala.org.
Con esta "serata" (velada), La Scala brinda por una doble celebración: el anhelado regreso del público a las butacas del teatro y el septuagésimo quinto aniversario de su reconstrucción.
Y es que el 11 de mayo es una fecha simbólica para la ópera milanesa, pues fue cuando reabrió sus puertas en 1946 después de quedar reducida a escombros por los bombardeos de las tropas aliadas en agosto de 1943, durante en la Segunda Guerra Mundial.
Una efeméride que sirvió de alguna manera para dar la bienvenida a la democracia, marcando el final de los años de la dictadura fascista de Benito Mussolini y de la ocupación nazi del país.
En la tarde del 11 de mayo de 1946 la música volvía a La Scala de Milán, con un concierto histórico dirigido por Arturo Toscanini, precisamente víctima de la violencia fascista.
El célebre director de orquesta había sido agredido en mayo de 1931 por los "camisas negras" en Bolonia (norte de Italia) al haberse negado a interpretar "Giovinezza", uno de los himnos de la era fascista italiana. Toscanini acabó exiliándose en Estados Unidos.
Aquella noche de 1946, con el régimen fascista ya derrocado, en el concierto de reapertura de La Scala también estuvo presente el director de coro Vittore Veneziani, que había escapado del país por sus orígenes judíos.
Mañana la ópera milanesa inaugurará una placa en honor a Antonio Greppi, el primer alcalde de la ciudad liberada del fascismo tras su exilio en Suiza, que se añadirá a otros monumentos dedicados a Toscanini y otras figuras vinculadas a su historia.
La placa en honor a Greppi dejará por escrito para la posteridad su convicción de reconstruir Milán, sus edificios civiles y culturales, todos ellos devastados durante la contienda.
El gobernador de Lombardía, Atilio Fontana, considera el concierto de esta noche "un momento simbólico" para el mundo de la cultura y del espectáculo, cruciales para la recuperación de Italia junto al sector del turismo.