Un pequeño refugio en los Alpes italiano, dirigido por una ONG fundada por un sacerdote, aloja a los migrantes en su peligroso recorrido desde África o Asia hacia Francia y Gran Bretaña en busca de una vida mejor.
En el refugio "Fraternità Massi", situado en Oulx, una pequeña localidad del Piamonte (noreste), desde 2018 la ONG Talità Kum da cobijo en diez camas a aquellos que intentan cruzar las montañas y bosques que marcan la frontera entre Italia y Francia.
Después de haber sido víctimas del tráfico de personas en Libia, en ocasiones de haber pasado meses o incluso años cruzando el continente africano, afrontan un último escollo, no menos duro, en su paso de Italia hacia Francia: cruzar la frontera atravesando los Alpes.
"Quiero ir a Francia porque tengo un miembro de mi familia que vive allí. En Italia, no hay nada para mí", contó a AFPTV Taher, un migrante tunecino que se aloja en la Fraternità Massi.
Los controles fronterizos se han endurecido y la travesía para los migrantes resulta cada vez más difícil, ya que para evitarlos se aventuran por senderos de gran altitud transitados sólo por expertos alpinistas.
Luigi Chiampo, párroco de Bussoleno (Turín) y fundador de Talità Kum, dice que respeta el trabajo de la policía de frontera francesa, pero al mismo tiempo siente que debe ofrecer refugio a los migrantes.
"Están cumpliendo su deber, los agentes tratan de detener a los migrantes", asegura el religioso.
"En algunas ocasiones los agentes entran al bosque en busca de migrantes. En otras se limitan a vigilar las carreteras. Todos cumplen con su trabajo", explica.
- Solidaridad -
Algunos residentes se han movilizado para ayudar a los migrantes, dar solidaridad y evitar que mueran congelados mientras marchan por las cumbres nevadas de esa imponente cadena de montañas.
Es el caso de Piero Gorza, antropólogo de 66 años, radicado en Oulx, quien aceptó hablar con la AFP de su experiencia.
"Recibí en casa a una familia de emigrantes con un bebé de sólo 20 días de nacido, exactamente 22 días. La madre dio a luz sola, en un bosque entre Eslovenia y Croacia", contó.
Si hace algunos años emigraban jóvenes africanos, en los últimos tiempos llegan familias enteras que vienen de Afganistán o de Irán, con hijos de pocos días o semanas o que han nacido durante la travesía.
"Es la situación de muchos migrantes que pasan por aquí", asegura Gorza.
Zana, un estudiante kurdo de 20 años proveniente de Irak, que se aloja en la Fraternità Massi, se prepara para partir.
"No me importa el país que me reciba, lo que quiero es estar a salvo", dice.
"Mi sueño quizás es llegar al Reino Unido, para mí es suficiente tener seguridad", insiste.
Los militantes de la ONG francesa "Médecins du Monde" confirmaron un cambio en los últimos años del perfil del migrante que intenta la travesía.
Ahora se trata de familias enteras y no de hombres solteros, sobre todo de asiáticos que esperan pedir asilo. La mayoría huye de las guerras y de la pobreza y están convencidos de que las cumbres alpinas no los detendrán.
bur-kv/mb