Tras una carrera de última hora de Inglaterra a Suiza, el icónico Jaguar E-Type debutó el 15 de marzo de 1961 debutó en el Salón del Automóvil de Ginebra. Este superdeportivo de la marca británica llegó a conquistar los corazones de la alta sociedad y se convirtió en un emblema de la década de 1960. Desde aquel trepidante estreno ya han transcurrido 60 años, pero su eco aún resuena. "Porque el E-Type es un verdadero icono, tan destacado hoy como lo fue cuando se presentó en 1961", comenta Dan Pink, director del departamento de Clásicos de Jaguar en la localidad inglesa de Gaydon, sede de uno de los centros de ingeniería de la empresa. "El diseño y la técnica estaban adelantados a su tiempo y siguen inspirando hasta el día de hoy", añade el ejecutivo. El capó infinitamente largo, el habitáculo ajustado y las sofisticadas líneas traseras fueron una creación del entonces jefe de Diseño de Jaguar, Malcolm Sayer. El E-Type, destinado a sustituir al ya vetusto Jaguar XK, se convirtió en la estrella del salón ginebrino y superó todas las expectativas. A los británicos, que en un principio no esperaban vender más de 1.000 unidades, les llovieron los pedidos. La marca terminó produciendo cada año cinco veces más coches de los planificados. Según el departamento de prensa de Jaguar, entre los clientes figuraron estrellas como Steve McQueen, Brigitte Bardot, Frank Sinatra, George Harrison, Tony Curtis y Britt Ekland. Todos ellos aumentaron la fama del E-Type, también como coche de carreras. El carismático vehículo se convirtió en la estrella deportiva de los años 60 y no fue menos famoso que los Beatles o la minifalda. Incluso la competencia quedó impresionada: Enzo Ferrari lo calificó como el "coche más bello jamás fabricado", valoración que compartieron los curadores del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Dan Pink relata que estos elogiaron las proporciones perfectas del Jaguar E-Type, así como sus líneas claras y su influencia en las futuras generaciones de coches deportivos, concediéndole en 1996 un lugar permanente en la colección del museo dedicada al diseño industrial. El vehículo equipaba un motor de seis cilindros de 3,8 litros en la parte delantera que producía 198 kW/269 CV y aceleraba el coche hasta 240 kilómetros por hora. En los años sesenta, estos valores fueron suficientes para conseguir cinco victorias en el circuito de Le Mans y el título honorífico de coche de producción más rápido del mundo. Tras varias actualizaciones, el E-Type fue ofrecido en sus últimos años con un motor V12 de 5,3 litros y hasta 232 kW/315 CV. Finalmente, el modelo fue víctima de la crisis del petróleo y se dejó de fabricar en 1974. Según destaca el departamento de Clásicos de la compañía británica, las 72.529 unidades fabricadas a lo largo de 14 años convierten al E-Type en el primer deportivo producido en serie. Frank Wilke, especialista en automóviles clásicos de la empresa alemana Classic Analytics, añade que el E-Type es también un coche atractivo para coleccionistas y apasionados a la mecánica, y opina que el modelo se encuentra entre los diez clásicos más importantes de todos los tiempos: "El Jaguar fue aceptado por todas las marcas y reconocido como un icono, ni siquiera la mala reputación de la tecnología inglesa pudo dañar su fama". Además, prosigue, nunca se vio envuelto en la vorágine del negocio normal de los coches usados. Por otro lado, tampoco se convirtió en un objeto de especulación ni en una estrella de las subastas. Según Classic Analytics, los cupés de los primeros años todavía se pueden adquirir por unos 100.000 euros (aproximadamente 120.000 dólares); la variante con carrocería "roadster" por un 25 por ciento más. "Demasiado poco, teniendo en cuenta su relevancia", acota el experto. dpa