Fennel y Mulligan, sobre consentimiento y final desgarrador

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“Hombre, ¡qué final!”

Eso es probablemente lo que oiríamos a todo el mundo decir al salir del multicine después de ver “Promising Young Woman” (“Hermosa venganza”), si todavía fuéramos al multicine. En una película audaz y provocativa (nominada a cinco premios Oscar), no hay nada más audaz y provocativo que su acto final, en el que la exestudiante de medicina Cassie (Carey Mulligan) precisa una forma de venganza única.

Pero aunque algunos califican la cinta como una comedia negra, el final no tiene nada de gracioso: es brutal y se siente muy real. La guionista y directora Emerald Fennell dice que no estaba interesada en un final de cómic. Nadie saca un rifle de asalto para eliminar a los malos. De hecho, los malos tienden a hacerse pasar por buenos.

Fennell, nominada tanto a mejor dirección como a mejor guion original por lo que sorprendentemente es su ópera prima, dice que su primer borrador del final era aún “más crudo y sombrío” de lo que vemos en pantalla.

Las situación fue tensa en el plató los días que filmaron una escena particularmente difícil, con un equipo de dobles haciendo el bloqueo pero Mulligan, nominada a mejor actriz por su trabajo feroz y ágil, actuando ella misma. Fue agotador incluso antes de que el realismo fuera demasiado lejos y Mulligan estuvo brevemente en peligro físico real. Tras esto, dice, salió e inusitadamente rompió a llorar.

Fennell y Mulligan conversaron recientemente vía Zoom sobre su película, el gratificante reconocimiento que han recibido y ese final desgarrador (no hay spoilers específicos aquí, pero si aún no has visto la cinta, cuidado de todas maneras). También expresaron su esperanza de que el filme ayude a crear conciencia entre los jóvenes sobre el consentimiento sexual. (De hecho, Focus Features y RAINN, el grupo contra la violencia sexual, anunciaron esta semana que se asociarán con Campus Circle para realizar proyecciones virtuales gratuitas de “Promising Young Woman” para estudiantes universitarios).

La entrevista fue editada para mayor claridad y brevedad.

AP: Emerald, este es tu primer largometraje. ¿Imaginaste alguna vez que obtendría tanto reconocimiento?

FENNELL: Creo que tendrías que ser un monstruo megalómano para llegar a pensar que serías nominado a los Premios de la Academia. No. Lo importante para nosotros era terminarla porque teníamos un tiempo de rodaje muy corto (23 días), y yo estaba muy embarazada. Así que esto ha sido extraordinario.

AP: Carey, hace una década fuiste nominada a un Oscar por “An Education” (“Enseñanza de vida”). ¿Cómo han cambiado las cosas para ti desde entonces?

MULLIGAN: Eso cambió mi carrera cuando sucedió, pero la experiencia fue bastante abrumadora. La encontré estresante y me sentí como una impostora. Esta vez, estoy decidida a pasar un buen rato porque es sencillamente increíble.

AP: Bueno, sobre ese final: Emerald, ¿tenías diferentes versiones en mente cuando empezaste?

FENNELL: En teoría, había muchas versiones del final que pudieron haber pasado. Lo primero que entregué era mucho más duro, diría yo, y mucho más sombrío. Ciertamente, nunca hubo un final escrito en el que ella le cortara a todos sus partes íntimas y se alejara con un cigarrillo en cámara lenta. El final que QUEREMOS, no es posible. Ese es el objetivo de la película, en realidad.

AP: Carey, ¿cómo fue la experiencia en el set durante la escena más difícil?

MULLIGAN: Vimos a un equipo de dobles hacerlo primero, todos nos quedamos ahí parados haciendo muecas de dolor. Y tuvimos un breve percance en el que salió mal. Pensé: “Bueno, probablemente pueda escapar de esto”. Entonces me di cuenta de que no podía. Teníamos una especie de símbolo especial o algo así. Hice la seña del pulgar abajo y después salí de ahí y perdí el control por completo, no podía parar de llorar.

FENNELL: Teníamos que ser extra, extra cautelosos, porque si algo salía mal no íbamos a saberlo hasta que fuera demasiado tarde. Así que fue una de esas cosas que a primera vista tal vez no parecía una maniobra increíblemente peligrosa, pero lo era.

AP: Emerald, ¿podría haberse hecho esta película con una actriz que no fuera Carey? Carey, ¿podría haberse hecho esto sin Emerald como guionista y directora?

MULLIGAN: Categóricamente no. No creo que nadie más pudo haberla escrito y no creo que nadie más pudo haberla dirigido. Cuando leí el guion, sentí mariposas en el estómago y pensé: “Oh, esto es increíble”. Pero conlleva un riesgo porque estás hablando de algo que toca las vidas de tantas personas. Y entonces conocí a Emerald y juro que cinco minutos después no volví a sentirme nerviosa. Dije que sí también a los cinco minutos.

AP: Entonces, ¡no te hiciste la dura!

MULLIGAN: No, para nada. ¡Hubiese sido una idiota siquiera de haber permitido que otra persona lo leyera! Tenía que aventarme.

FENNELL: Creo que eso es importante. Es exactamente la respuesta natural de Carey a las cosas que la hacen una actriz tan buena y brillante. No piensa demasiado las cosas, no es consciente del público o de la cámara cuando actúa. Ella no está actuando para nadie, sólo está siendo su personaje.

AP: Oí a un estudiante universitario sugerir que esta película debería proyectarse en fraternidades como la suya. ¿Creen que pueda ayudar a mover la balanza para concienciar a los jóvenes sobre consentimiento sexual?

FENNELL: Eso es lo que uno espera. Si hace que sea un poco más fácil tener esta conversación entre chicos, entre hombres, entre hombres y mujeres, maravilloso. Eso es todo lo que puede hacer una película, llevarte a tener una conversación.

MULLIGAN: Incluso si no es algo que puedas expresar en este momento, habría que hacerse la vista muy gorda para no verlo y tener un momento de reflexión, hombres Y mujeres. Hemos hablado con gente que nos dijo que ha visto la película en familia, con sus hijos veinteañeros, y que luego se han sentado a la mesa a cenar y hablar de eso y es genial. Pero incluso si alguien la ve solo, y planta una semilla, también sería genial.

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