El presidente de Haití, Jovenal Moise, prometió el lunes hacer un "mayor esfuerzo" para combatir los secuestros en el país luego de una decena de casos, incluidos miembros del clero y ciudadanos franceses, que provocó airadas críticas de inacción al gobierno.
Los secuestros extorsivos han aumentado en los últimos meses en Puerto Príncipe y en el interior de Haití, lo que refleja la creciente influencia de las bandas armadas en la nación caribeña, vecina de República Dominicana.
El domingo, la ira se desató en el país más pobre de América ante los secuestros de 10 personas en Croix-des-Bouquets, una ciudad al noreste de la capital, Puerto Príncipe.
Entre los plagiados figuran siete clérigos católicos -cinco haitianos, así como una monja y un cura franceses- y tres familiares de un sacerdote que no está entre los religiosos secuestrados. Los secuestradores exigen un rescate de un millón de dólares.
Moise prometió que no se rendirá y hará "todo lo que la ley permita" para asegurar la liberación y abordar el problema de manera más amplia.
"Soy consciente de que el Estado debe hacer un mayor esfuerzo en la batalla contra este desastre que es el secuestro y el crimen organizado en el país", dijo en una ceremonia de inauguración de las instalaciones aduaneras en Puerto Príncipe.
Moise habló después de las duras críticas de la Iglesia católica, que dijo este lunes que Haití descendió "al infierno" y el gobierno hace caso omiso.
"Desde hace algún tiempo, hemos sido testigos del descenso a los infiernos de la sociedad haitiana", dijo la Arquidiócesis de Puerto Príncipe, en un comunicado, en el que afirma que "la violencia de las bandas armadas" está adquiriendo proporciones "sin precedentes".
"Las autoridades públicas, que no hacen nada para resolver esta crisis, no son inmunes a la sospecha. Denunciamos la complacencia y la complicidad de donde venga", añade el comunicado.
El plagio tuvo lugar cuando los religiosos se dirigían "a la instalación de un nuevo párroco", el padre Loudger Mazile, dijo a la AFP el portavoz de la Conferencia Episcopal de Haití, una excolonia francesa.
El caso ha sido confiado a la Oficina Central de Lucha contra el Crimen Organizado (OCLCO), dijo la fiscalía de París, que tiene jurisdicción sobre los delitos cometidos contra ciudadanos franceses en el extranjero.
- "Estamos negociando" -
Los cinco religiosos haitianos pertenecen a la Sociedad Sacerdotal de Santiago, con sede en Francia, confirmó este lunes a la AFP su superior general, Paul Dossous.
"Estamos tratando de rezar mientras también estamos activos. Estamos negociando. El contacto se hace, eso es importante", dijo.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia anunció que activó su unidad de crisis tras el secuestro, aunque no dio más detalles "por razones de eficiencia y seguridad".
Las autoridades sospechan que una banda armada activa en la zona, apodada "400 Mawozo", está detrás del secuestro, según fuentes policiales.
- "Llantos y temores" -
La Conferencia de Religiosos de Haití (CHR) criticó la inacción del gobierno y expresó su "profundo pesar" y "enojo por la situación inhumana que el país atraviesa desde hace más de una década", aludiendo a la violencia de las pandillas y la crisis política.
"No pasa un día sin llantos y temores y, sin embargo, los llamados líderes de este país, mientras se aferran al poder, son cada vez más impotentes", agregó en un comunicado.
"Esto es demasiado. Ha llegado el momento de que cesen estos actos inhumanos", dijo por teléfono el domingo monseñor Pierre-André Dumas, obispo de Miragoâne.
En marzo, el gobierno declaró el estado de emergencia por un mes en ciertos distritos de la capital y una región del interior con el fin de "restaurar la autoridad del Estado" en áreas controladas por pandillas.
La medida fue motivada por el accionar de bandas armadas que "secuestran a personas para pedir rescate, robando y saqueando bienes públicos y privados, y enfrentando abiertamente a las fuerzas de seguridad pública", según el decreto presidencial.
Estos secuestros afectan a los habitantes más ricos, pero también a aquellos bajo el umbral de la pobreza, que constituye la mayoría de la población.
Junto con la violencia delincuencial, Haití sufre una profunda crisis institucional.
Mientras Moise estima que su mandato finalizará el 7 de febrero de 2022, para la oposición y parte de la sociedad civil concluyó el 7 de febrero pasado.
Este desacuerdo se debe a que Moise fue elegido en unos comicios anulados por fraude y reelegido un año después.
Sin un parlamento que funcione, en 2020 el país se hundió en la crisis y el presidente gobierna por decreto, lo que alimenta una creciente desconfianza.
En este contexto, Moise decidió convocar a un referéndum constitucional para junio.
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