LIMA (AP) — Perú parecía dirigirse a una segunda vuelta para elegir a su presidente, ya que ningún candidato parecía acercarse al 50% de votos necesario para evitar la segunda ronda, según el primer reporte de la autoridad electoral.
El izquierdista Pedro Castillo lideraba los conteos con el 15,8% de los votos al 11,442% de las actas procesadas, indicó a la prensa Piero Corvetto, jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales.
Lo seguían el economista derechista Hernando de Soto con un 14,4% de apoyos, el empresario ultraconservador Rafael López Aliaga con un 13,1% y Keiko Fujimori con 12,1%.
“Este es un primer avance”, indicó Corvetto. Añadió que las actualizaciones serían cada media hora, conforme llegara más información a los 104 centros de cómputo de la autoridad electoral.
Dada la cercanía entre los candidatos favoritos, los expertos creían que los resultados definitivo de los comicios se conocerían el martes o miércoles.
El país llegó a los comicios sin favoritos, en el peor momento de la pandemia por el nuevo coronavirus que ha matado a más de 54.000 personas y dejado más de 1,6 millones de infectados.
Desde la ciudad de Tacabamba, Castillo criticó a los “eruditos” que tuvieron “el tiempo suficiente, bastantes lustros” para mejorar el país y saludó a los ciudadanos de los “rincones” alejados.
Si se confirma el segundo balotaje, los dos candidatos más votados se enfrentarían el 6 de junio y el ganador sucedería al mandatario interino, Francisco Sagasti, el 28 de julio.
Todos los expresidentes que gobernaron desde 1985 están salpicados de corrupción, algunos encarcelados o arrestados. Uno se suicidó antes de ser capturado por la policía y dos, pese a estar procesados, postulan a la presidencia y al Parlamento. En 12 años, 57 exgobernadores y 2.002 exalcaldes fueron enjuiciados o están prófugos. Una auditoría en 2019 halló que la corrupción consumía a diario 17 millones de dólares, cifra suficiente para alimentar a los pobres del país.
En medio de la pandemia, los peruanos sufren las consecuencias de los choques entre el Parlamento y el Ejecutivo que generaron una crisis en noviembre y provocaron tres presidentes en una semana. Una de las consecuencias ha sido el atraso en la compra de vacunas contra el COVID-19 que apenas se han aplicado a menos del 2% de la población. También han descubierto con desilusión cómo un puñado de privilegiados, incluido el entonces presidente Martín Vizcarra y su familia, se vacunaron en secreto.
Claudia Navas, analista de riesgos políticos, sociales y de seguridad de la firma global Control Risks, dijo a la AP que la fragmentación de las elecciones es el resultado de un sistema político que tiene 11 partidos que carecen de cierta cohesión ideológica, lo que lleva a los votantes a decidirse justo cuando se enfrentan a la votación. Añadió que los peruanos en general no confían en los políticos, siendo la corrupción uno de los principales motores de la desilusión hacia el sistema político.
Navas indicó que la elección del Congreso probablemente dará lugar a una legislatura dividida en la que ningún partido tendrá una mayoría clara y las alianzas políticas seguirán siendo de corta duración. Señaló que es probable que el nuevo Congreso siga ejerciendo su autoridad de destitución para reforzar su propia influencia y bloquear cualquier iniciativa que amenace su propio poder.
“Es probable que sigamos viendo un populismo legislativo significativo, esto implica movimientos que buscan satisfacer las necesidades y demandas públicas a corto plazo en detrimento de la sostenibilidad a medio y largo plazo”, dijo Navas. “Independientemente de quién gane, creemos que es poco probable que el presidente termine su mandato por la postura de tipo populista del Congreso y es probable que el riesgo de inestabilidad política persista durante la administración”.
El izquierdista Pedro Castillo, candidato de Perú Libre, plantea elaborar una nueva constitución que reemplace a la de 1993 y expulsar a los extranjeros ilegales. Dice que desactivará el Tribunal Constitucional y nacionalizará los yacimientos mineros, petroleros y energéticos.
El maestro rural se hizo conocido en todo Perú en 2017, cuando lideró una huelga de maestros que duró varios meses con el fin de incrementar las remuneraciones. Su crecimiento en las encuestas empezó hace pocas semanas. Aunque se declara de izquierda, tiene posiciones conservadoras: está en contra del enfoque de género en el currículo escolar, se opone al aborto, el matrimonio igualitario y la eutanasia.
El economista Hernando de Soto, de 79 años, es el candidato de mayor edad en los comicios. Su presencia detrás de las cortinas del poder es antigua. Asesoró a su ahora rival Keiko Fujimori y al padre de ella, el encarcelado expresidente Alberto Fujimori (1990-2000). También a los exlíderes Muamar El Gadafi de Libia y Hosni Mubarak de Egipto.
De Soto postula por un partido al cual se afilió hace poco más de medio año. En las últimas semanas generó polémica porque dijo que se vacunó de forma privada en Estados Unidos y aseguró que, de llegar al poder, los privados se encargarán de vacunar a los peruanos.
Por su parte Keiko Fujimori, de 45 años, postula por tercera vez y aspira a gobernar desde la derecha con “mano dura”, en referencia a la década del gobierno de su padre 1990-2000, que fue posteriormente condenado a 25 años de cárcel por corrupción y el asesinato de 25 peruanos.
Más de 86.000 mesas de votación estuvieron abiertas 12 horas para evitar aglomeraciones y contagios por el virus que el sábado mató a 384, cifra diaria más alta desde que empezó la pandemia en medio de hospitales colapsados y el incremento de las muertes de infectados en casa.
Además de presidente, los peruanos escogerán a 130 legisladores y cinco parlamentarios peruanos para el Parlamento Andino.
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Regina García reportó desde Ciudad de México.