"Una cepa especialmente virulenta de líderes" ha utilizado la emergencia para "afianzar su poder", según la ONG
MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
La pandemia de COVID-19 ha recibido en términos políticos todo tipo de respuestas, entre ellas algunas que, según Amnistía Internacional, solo han servido para recortar derechos y libertades. La ONG afea en su informe anual cómo algunos líderes han utilizado la emergencia sanitaria para afianzas su poder y menoscabar la cooperación internacional.
La nueva secretaria general de Amnistía, Agnès Callamard, cree que "la COVID-19 ha revelado con toda crudeza y agravado las desigualdades existentes entre los países" y, dentro de las fronteras nacionales, "ha puesto de relieve el tremendo desprecio de nuestros dirigentes por el bien común de la humanidad".
Callamard ha hecho balance de "un mundo sumido en el caos", con sistemas sociales, económicos y políticos "desmoronados" que han servido indirectamente de caldo de cultivo para virus que son también políticos, evidenciados en medidas que la ONG considera "mediocres, "engañosas", "egoístas" y "falaces".
Según la responsable de la organización, algunos líderes "han intentado normalizar las autoritarias medidas de emergencia que han adoptado para combatir la COVID-19" y hay incluso quienes han visto en la pandemia una "oportunidad" para "afianzar su poder".
"En lugar de apoyar y proteger a la población, se han limitado a instrumentalizar la pandemia para socavar gravemente sus derechos", ha manifestado Callamard, al repasar casos como los de Hungría, donde el Gobierno de Viktor Orban ha introducido una reforma para castigar con hasta cinco años de cárcel la difusión de informaciones falsas.
El caso húngaro no es único, ya que otros países como Arabia Saudí, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Omán se han aprobado medidas similares que, según Amnistía, para lo único que han servido es para penalizar comentarios críticos contra los distintos gobiernos por la gestión de la pandemia.
También se han registrado casos de violencia policial en Filipinas, Nigeria o Brasil. En este último país, los abusos de las fuerzas de seguridad habrían aumentado durante la emergencia sanitaria y Amnistía estima que la Policía mató entre enero y junio de 2020 a una media de 17 personas al día --más de 3.100 en total--.
Para otros líderes, como el indio Narendra Modi o el chino Xi Jinping, la pandemia ha sido una oportunidad para desviar la atención de otras medidas controvertidas, como el allanamiento de viviendas y oficinas en el caso de India o la represión de minorías en Xinjiang y la aprobación e leyes "abusivas" en Hong Kong en el caso de China.
MÁS PROTESTAS
El aumento de la represión ha derivado también en el surgimiento de nuevos movimientos de protesta, ejemplo de la decepción de ciertas sociedades o colectivos. En Estados Unidos, por ejemplo, el año 2020 será recordado entre otras cuestiones por las protestas contra la discriminación policial hacia la población negra, mientras que en Nigeria se generalizaron las movilizaciones contra las fuerzas de seguridad.
"En 2020, el liderazgo no surgió del poder, los privilegios ni el dinero, sino de las innumerables personas que se manifestaron para reivindicar cambios", ha estimado Callamard, que ha añadido también los casos de Chile, Hong Kong, Irak y Polonia a los países y territorios donde han surgido movilizaciones en favor de los Derechos Humanos.
NACIONALISMO DE VACUNAS
Callamard ha apelado a la intervención de la comunidad internacional, recordando que instituciones como el Tribunal Penal Internacional (TPI) y los mecanismos de Derechos Humanos de la ONU "están ahí para obligar a rendir cuentas a los perpetradores, ya sean individuos concretos o Estados".
"Tristemente, 2020 demostró que están atrapadas en un estancamiento político causado por líderes que intentan menoscabar las respuestas colectivas a las violaciones de Derechos humanos y sacar provecho de ellas", ha lamentado la secretaria de Amnistía, que percibe un creciente nacionalismo.
En este sentido, cree que dirigentes como el expresidente estadounidense Donald Trump han dejado claro que la recuperación propia está por encima de cualquier mínima solidaridad internacional. Amnistía ha puesto como ejemplo de este nacionalismo la acaparamiento de vacunas por parte de países ricos, a los que ha recriminado también que no presionaran a las farmacéuticas para compartir conocimientos y tecnología.
"La pandemia ha puesto en evidencia una cruda realidad: la incapacidad del mundo para cooperar eficazmente en momentos de necesidad global extrema", ha declarado Callamard. Todo ello, pese a que es precisamente la cooperación "la única salida de esta desastrosa situación", también en términos de vacunación.