Bruselas, 2 abr (EFE).- Respeto por los derechos humanos. Ese ha sido el mensaje que han lucido bien visible las selecciones de fútbol de Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Noruega y Países Bajos en sus partidos de clasificación para el Mundial 2020, en un claro recado a las autoridades del país anfitrión, Catar; un ejemplo de cómo el deporte puede saltar del terreno de juego al activismo.
En las últimas semanas, grupos de hinchas y clubes de fútbol han reclamado un boicot al Mundial por la situación de los derechos humanos en Catar, donde cientos de trabajadores asiáticos han fallecido en los últimos años en las obras de construcción de las infraestructuras deportivas para esta importante cita.
Pero más que una voluntad de boicot, la directora de investigación experta en diplomacia deportiva en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (Iris), Carole Gómez, dijo a Efe que ve un intento de mantener vivo el debate sobre el trato recibido especialmente por los extranjeros asiáticos que carecen de derechos laborales en gran parte de los países del golfo Pérsico.
Es "muy difícil" que se produzca un boicot al Mundial de fútbol de Catar en 2022, mantiene la investigadora.
Sin embargo, "sí habrá peticiones y manifestaciones por parte de los jugadores", dijo Gómez en una entrevista con Efe, en la que subrayó la gran capacidad de los deportistas para hacer oír su voz.
Fue justo al inicio de sus partidos de clasificación para el Mundial de Fútbol cuando las selecciones de Noruega, Alemania, Dinamarca, Austria y Países Bajos mostraron pancartas con mensajes que pedían el respeto por los derechos humanos.
Una imágenes que captaron fotógrafos y cámaras y que han dado la vuelta al mundo.
"Pensamos que los veinte meses que quedan para el torneo son una oportunidad única para que la FIFA coloque a las autoridades cataríes bajo una enorme presión", dijo el seleccionador noruego, Ståle Solbakken al día siguiente del partido de su equipo contra Gibraltar en el que sus jugadores lucieron en sus camisetas el lema "Derechos humanos dentro y fuera del campo".
El lema hace alusión a los informes sobre condiciones indignas de los trabajadores que construyen las instalaciones deportivas en Catar, una acción que la FIFA ha dicho que no será castigada.
"La federación nunca ha estado a favor de una Copa del Mundo en Catar y tampoco ha estado a favor de la forma en que se trata a los trabajadores inmigrantes", recordó, por su parte, la máxima institución del fútbol neerlandés en un comunicado.
Antes, los atletas no podían expresar opiniones sobre temas políticos, en línea con el apoliticismo en el deporte, "pero ahora las cosas han evolucionado y los deportistas tienen un gran espacio para manifestarse", según la investigadora del Iris.
"Con la presión se puede mejorar la situación" en Catar, aseguró Gómez, que añadió que, sin embargo, es un progreso lento y que aún queda mucho por hacer.
El país anfitrión del mayor evento de fútbol a nivel mundial ha promovido en los últimos meses una serie de reformas laborales, como establecer un salario mínimo "no discriminatorio" de 274 dólares mensuales para todos los trabajadores en el país o permitir a los trabajadores inmigrantes salir del país sin permiso de su empleador.
Son reformas positivas para Amnistía Internacional, que lamenta, sin embargo, que con demasiada frecuencia "estas medidas no se implementan adecuadamente, y miles de trabajadores siguen sufriendo explotación y abusos".
Según una información del periódico británico "The Guardian", más de 6.500 trabajadores inmigrantes han fallecido en Catar desde que el país ganó, en diciembre de 2010, el derecho a organizar el Mundial de fútbol, especialmente en el sector de la construcción.
La mayoría de esos empleados proceden de países como India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka.
EL FÚTBOL, UN INSTRUMENTO DE DIPLOMACIA
La investigadora del Iris confirmó que el deporte, y en particular el fútbol por ser uno de los más populares, es un instrumento de diplomacia y relaciones internacionales.
Gómez, como miembro del Iris, participa en el proyecto "Hacia una diplomacia deportiva de la UE", en el que también intervienen varias universidades e instituciones, entre las que se encuentra la universidad Carlos III de Madrid.
Este proyecto se centra en investigar a nivel de la Unión Europea (UE), el deporte como una herramienta relevante a través de la cual las naciones de la UE pueden construir nuevas relaciones y fortalecer su identidad europea compartida, así como para mejorar las relaciones exteriores de la UE y su imagen en el mundo.