España realiza dos patrullas marítimas al año en la región para apoyar los esfuerzos de los países ribereños
MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
La piratería en el golfo de Guinea es un fenómeno al alza, con un número creciente de ataques y de secuestros de tripulantes que genera preocupación no solo a nivel regional, sino mundial, por el impacto económico que tiene. Pero, a diferencia de lo que se vivió en el Cuerno de África, donde Somalia no tenía capacidad para afrontar el problema, aquí los países ribereños están actuando, con apoyo de otros, entre ellos España.
Según el último informe del Centro de Información sobre Piratería (PRC) de la Oficina Marítima Internacional (IMB), en 2020 hubo un total de 195 casos de piratería y de robo armado contra barcos en el mundo, frente a los 162 de 2019, un aumento motivado principalmente por el incremento de la actividad en el golfo de Guinea, donde hubo 82.
De hecho, de los 135 tripulantes que fueron secuestrados de sus barcos el año pasado, el 95 por ciento se produjeron en esta región, que registró su récord, con 130 marinos secuestrados en un total de 22 incidentes --en 2019 fueron 121 secuestrados y 17 incidentes--.
El informe destaca también que en uno de cada cuatro barcos que fueron atacados en esta región hubo algún tripulante secuestrado y que en el 80 por ciento de los incidentes los asaltantes iban armados.
Además, llama la atención sobre el hecho de que los atacantes cada vez actúan más lejos de la costa, por lo que la PRC recomienda que la navegación por aguas del golfo de Guinea se haga a 250 millas náuticas de tierra firme.
"Las últimas estadísticas confirman las crecientes capacidades de los piratas en el golfo de Guinea con cada vez más ataques que se producen más lejos de la costa", resaltó tras la publicación del informe el director de la IMB, Michael Howlett.
En su opinión, esta "preocupante tendencia" solo puede resolverse "mediante un mayor intercambio de información y coordinación entre barcos y agencias de respuesta en la región". "Pese a la rápida acción de las armadas regionales, sigue habiendo una necesidad urgente de abordar este delito", sostuvo.
Los ataques han continuado en 2021. El pasado 23 de enero, el buque container 'Mozart', de bandera liberiana y tripulación mayoritariamente turca, fue atacado por hombres armados, lo que se saldó con un marinero muerto, de nacionalidad azerí, y otros quince secuestrados, todos turcos.
PREOCUPACIÓN ESPAÑOLA
Fuentes diplomáticas españolas reconocen a Europa Press que el problema preocupa y es serio. Aunque en general los barcos de bandera española no se han visto muy afectados porque no hay una gran presencia, sí que ya ha habido algún incidente.
De hecho, el 8 de febrero era atacado cerca de Santo Tomé el buque de bandera española 'Madrid Spirit', que transportaba gas natural licuado. Los asaltantes llegaron a bordo de una lancha y realizaron varios disparos contra el barco, que pudo continuar su viaje sin lamentar daños.
España compra su petróleo principalmente en los países de esta región, sobre todo en Nigeria y en menor medida en Angola. Aunque las petroleras españolas lo adquieren a través de agentes y por tanto no envían sus propios barcos, la inseguridad eleva el coste de los seguros y con ello los precios, lo que termina por afectar los bolsillos de los españoles si se encarecen los costes.
También faenan en las aguas del golfo de Guinea y en las zonas aledañas barcos pesqueros españoles, principalmente para la pesca de atún en los países ribereños y de merluza en Namibia, ya más hacia el sur, sin que por el momento se hayan producido incidentes importantes.
AUMENTO DE LA SEGURIDAD EN LOS BARCOS
Pero si la piratería sigue aumentando, y con ella también otros fenómenos asociados como el robo y el bunkering --el trasvase de petróleo en alta mar, en este caso obtenido en general por medios ilícitos y vendido a un precio menor al del mercado--, los barcos que faenen por estas aguas se verán obligados a reforzar sus medidas de protección, con el consiguiente coste.
Así, se hace necesario la instalación de concertinas y mecanismos antiescala, así como de mangueras de agua a presión con las que repeler a los eventuales asaltantes, o incluso la contratación de equipos de protección, como ya ocurrió en Somalia, o la creación de salas seguras en las que la tripulación pueda encerrarse en caso de ataque.
En general, los piratas, aunque cada vez más preparados y mejor armados, carecen de capacidades para pilotar los barcos, por lo que necesitan de la tripulación si quieren secuestrarlo o proceder por ejemplo al robo del petróleo, en caso de los cargueros.
Los asaltantes actúan principalmente desde Nigeria, y en concreto desde los estados del Delta, particularmente inestables y con una población que se siente marginada por el Gobierno central, ya que pese a albergar los pozos petroleros no ven revertir en la zona la riqueza que esto genera.
El conflicto en las vecinas regiones anglófonas de Camerún, donde operan grupos separatistas, también ha generado otro foco de inestabilidad del que se aprovechan los piratas, mientras que en el resto de países el control de las costas, fundamental para frenar la piratería, parece estar por ahora mucho más garantizado.
SITUACIÓN DISTINTA AL CUERNO DE ÁFRICA
Por eso, subrayan las fuentes diplomáticas, en el golfo de Guinea la UE no se plantea llevar a cabo una operación como 'Atalanta', ya que aquí no hay estados fallidos como Somalia, sino que los países cuentan con sus propias armadas y trabajan para ya atajar el problema.
De hecho, en 2013 los países de la región acordaron una estrategia conjunta para afrontar las actividades ilícitas de todo tipo en sus aguas, incluida la piratería. Como resultado de ello, se instauró en Yaundé un Centro de Coordinación Interregional y se dividió la región en cinco zonas marítimas para un mejor control y respuesta.
Por su parte, la UE apoya esta arquitectura y lleva a cabo distintos programas relacionados con la criminalidad marítima en tierra, con vistas a reforzar las capacidades de estos países. Además, hasta ahora, distintos países europeos han venido realizando despliegues de barcos de forma bilateral, entre ellos España.
En el caso de nuestro país, se llevan a cabo dos patrullas oceánicas al año en la región del golfo de Guinea. En la actualidad, el buque de acción marítima 'Furor' se encuentra precisamente llevando a cabo una de estas misiones, que suelen prolongarse durante unos cuatro meses y durante las que se suelen realizar ejercicios con las armadas de estos países con vistas a potenciar capacidades como el asalto en alta mar, entre otros.
Sin embargo, en estos momentos se está trabajando para la puesta en marcha de un mecanismo de presencias marítimas coordinadas en el seno de la UE. La idea, explican las fuentes, es que haya una mayor coordinación en los despliegues bilaterales ya que los países ribereños quieren una presencia escalonada y que de esta forma pueda ser de carácter más permanente, con algún buque europeo en sus aguas.
Dicho mecanismo, además, facilitará la realización de maniobras conjuntas entre varios países, tanto europeos como de la región, potenciando la interoperabilidad de las fuerzas y la comunicación entre ellas, clave a la hora de atajar un fenómeno como el de la piratería, que no entiende de fronteras y exige de la cooperación de todos los países afectados.
En todo caso, subrayan las fuentes, lo fundamental a la hora de hacer frente a la piratería no es tanto la respuesta a nivel marítimo, muy complicada en el caso del golfo de Guinea debido a la amplitud del área, sino terrestre, puesto que es desde ahí desde donde operan los piratas. Así pues, es vital apoyar los esfuerzos de todos los países ribereños para proteger sus costas y también evitar que la inestabilidad en el vecino Sahel pueda avanzar hacia los países ribereños.