Alrededor de 30.000 refugiados rohinyás que huyeron de un incendio mortal en los campamentos de Bangladés regresaron el jueves a sus refugios calcinados, tratando de reconstruir sus hogares improvisados mientras otros buscaban a sus familiares desaparecidos, informaron funcionarios y grupos de ayuda.
Los asentamientos en el sureste de Bangladés, donde viven casi un millón de personas de la minoría musulmana procedente de Myanmar -muchas de las cuales escaparon de una represión militar en 2017-, se vieron afectados por un gran incendio el lunes que dejó al menos 15 muertos y casi 50.000 personas sin hogar.
"Les hemos proporcionado materiales como bambú, lonas, alfombras para el suelo, cuerdas y utensilios", dijo a la AFP el comisionado de refugiados de Bangladés, Shah Rezwan Hayat, sobre los rohinyás que regresaron tras buscar refugio en otros campamentos.
Hayat precisó que funcionarios del gobierno y trabajadores humanitarios, incluso de las Naciones Unidas, estaban ayudando a los refugiados a retirar los refugios destruidos y a construir otros temporales.
Algunos rohinyás y sus hijos buscaban en lugares ennegrecidos sus preciadas joyas de oro.
"Tras el incendio, mi familia se dispersó. Tardamos horas en saber quién se había ido dónde", explicó a la AFP Nur Syed, de 42 años, padre de ocho hijos, en uno de los campamentos afectados por el fuego.
Las autoridades de Bangladés niegan las afirmaciones de la ONU sobre la desaparición de unos 400 refugiados.
Sin embargo, un funcionario de una agencia de ayuda internacional, que pidió permanecer en el anonimato, dijo a la AFP el jueves que "al menos 20 familias se dirigieron a nosotros con afirmaciones de que sus hijos u otros miembros de la familia seguían sin aparecer".
Hayat había dicho el miércoles que los resultados preliminares sugerían que el fuego se originó en una estufa en un refugio y luego se extendió rápidamente debido al fuerte viento y a las bombonas de gas de cocina.
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