El gigante minero ruso Norilsk Nickel anunció este miércoles que pagó una multa récord de 1.660 millones de euros (1.900 millones de dólares) a la que fue condenado por la justicia rusa por haber contaminado el Ártico.
El grupo dijo en un comunicado haber "hecho el pago de 146.200 millones de rublos (1.660 millones de euros) por los daños causados al medio ambiente tras el derrame de diésel del 29 de mayo de 2020" cerca de la ciudad ártica de Norilsk.
La suma será destinada al presupuesto federal.
Unas 21.000 toneladas de combustible se habían vertido en varias cursos de agua tras el colapso de un depósito de una central térmica que pertenece a una entidad de Norilsk Nickel que no había realizado unas obras que se necesitaban en 2018.
En el momento de los hechos, el grupo consideró que el accidente podría haber sido causado por el deshielo del permafrost, consecuencia del cambio climático, que habría provocado el colapso de los pilares que sostienen la cisterna.
Esta contaminación generó una inmensa marea roja, visible desde el espacio. La limpieza completa de la zona debe tomar años.
El principal accionista del grupo es Vladimir Potanin, el hombre más rico de Rusia según la clasificación Forbes, y cercano al presidente ruso, Vladimir Putin.
Pese a esta proximidad, el presidente ordenó a la empresa asumir todos los gastos de limpieza, cosa que el grupo rehusó hacer primero (proponiendo una suma muy inferior) antes de obedecer.
La empresa, una de los mayores contaminadores de Rusia, según oenegés especializadas, parece estar buscando desde entonces una imagen más verde. Recientemente dijo haber "aprendido una lección importante" y que desea "revisar drásticamente su enfoque de la gestión de los riesgos medioambientales".
Nornickel también anunció en los últimos meses el cierre de una fundición de cobre y otra de níquel en la península de Kola (noroeste del país), lugares considerados entre los más contaminados del mundo debido a las emisiones de dióxido de azufre.
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