Madrid, 5 mar (EFE).- Violar leyes arbitrarias para hacer algo que creen justo, como es enterrar a las personas en los territorios inhóspitos de la frontera, es lo que hacen las protagonistas de la última novela de la periodista y escritora Karina Sainz Borgo, "dos Antígonas del siglo XXI".
"El Tercer País", editado por Lumen, es el título de esta novela que habla, asegura Sainz Borgo (Caracas, 1982) en una entrevista con Efe, sobre la piedad y la compasión, la relación con la muerte "y la forma en la que tratamos los cuerpos de los que ya no viven".
Para la mayoría de las personas que viven en un estado de bienestar saber que pueden enterrar a sus muertos no se cuestiona, indica la escritora. "Pero en marzo recibimos el bofetón de no poder enterrar a quienes habían muerto de coronavirus".
"El duelo implica cerrar un ciclo, dar por finalizada una pérdida perpetua que si no haces implica una segunda muerte. Enterrar significa también conservar y transmitir memoria".
Sainz Borgo comenzó a escribir esta novela en 2019 cuando supo del "coraje ciudadano" de casos de personas que se organizaban o, de forma espontánea, facilitaban a otras el enterramiento de sus seres queridos cuando no podían hacerlo.
"El Tercer País" transcurre en un cementerio ubicado en la frontera entre la sierra oriental y la occidental, un solar reseco al que acuden los desterrados y los que no poseen nada para depositar a los difuntos. Allí vive Visitación Salazar, que entierra a los muertos a cambio de la voluntad.
Angustias Romero huye a pie de la peste con sus gemelos sietemesinos, que mueren en el trayecto, y su marido. Y con los niños guardados en dos cajas de zapatos se dirige al cementerio ilegal para enterrarlos y allí luchar contra un entorno hostil lleno de violencia.
"Tiene que existir una desesperación muy profunda para que alguien sea capaz de huir andando con el único fin de preservar su vida, gente que no tiene nada y se queda muerta por el camino. Hay una indignidad en esa sensación de cadáveres abandonados", explica Sainz Borgo.
La escritora sostiene que Angustias y Visitación son Antígonas del siglo XXI en la frontera. "Violan leyes que consideran arbitrarias para hacer algo que creen justo, como es enterrar a las personas en este "tercer país", un territorio que han invadido".
Por eso, "El tercer país" es una novela sobre la piedad y sobre la compasión, recalca la autora que hace referencia también a la maternidad y a la dificultad de alumbrar y conservar una vida en un entorno de precariedad y amenaza como ese.
Para escribir su novela, Sainz Borgo conoció sitios fronterizos y comprobó su "universalidad" y su parentesco: "no hay nada más universal que el territorio complejo de las fronteras".
"En las zonas de frontera hay un punto incierto, límite donde siempre alguien quiere delimitar su poder e impedir que otros entren. Eso exacerba tanto la desesperación y el tráfico de personas y mercancías. Es como un zoco donde la vida humana supone una propiedad más", indica la escritora.
A Sainz Borgo le interesaba la idea de la frontera total: "la línea que divide a vivos y a muertos, a buenos y a malos, a la ley y a su falta, a la realidad de la fantasía". Y "pidiéndole permiso a Juan Rulfo y a su Pedro Páramo" se decidió por este territorio ficticio al que llama Mezquite.
Como en su anterior novela, "La hija de la española", este libro está protagonizado por mujeres porque, explica, las historias que encontró las llevaban a cabo ellas y por una "curiosidad particular" que tiene por el tema femenino.
"No me siento inscrita ni reivindico un feminismo beligerante de la última ola sino que siento un magnetismo especial por lo femenino", insiste Sainz Borgo.