Biden y los demócratas dejan rezagados a los republicanos

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WASHINGTON (AP) — El presidente Joe Biden y los legisladores demócratas están avanzando con toda urgencia en la aprobación de sus planes, un enfoque abiertamente partidista basado en el cálculo de que es mejor aprobar el gran paquete de rescate del COVID-19 que perder el tiempo en cortejar a unos republicanos que difícilmente harán concesiones.

El impulso a las medidas legislativas obedece a la pandemia, pero también a las heridas aún abiertas por el ataque al Capitolio y las duras lecciones de la última vez que los demócratas controlaban Washington. Los republicanos están montando obstáculos a los planes de Biden como lo hicieron a los de Barack Obama frente a la devastadora crisis financiera de 2009.

Por su parte, los demócratas demuestran escasa paciencia con las objeciones republicanas y escasa voluntad de negociación con el argumento de que la mayoría del país apoya sus planes. Con sus pequeñas mayorías en las cámaras y una base de centroizquierda que exige medidas, los demócratas actúan como si les faltara el tiempo.

Para muchos legisladores, es una cuestión personal.

La representante Karen Bass, de California, lideró la aprobación de la ley George Floyd de justicia en el accionar policial en el 30 aniversario de la golpiza que sufrió Rodney King a manos de la policía de Los Ángeles. En esa época pensó que el incidente conduciría a reformas policiales, pero desde entonces han muerto más estadounidenses negros por causa de la violencia policial, incluso desde la muerte de Floyd a manos de la policía el año pasado.

“Es la clase de ejemplos que provocan la sensación de urgencia”, dijo Bass el miércoles.

Se suponía que la primera sesión legislativa de la era Biden sería el inicio de una nueva era de negociaciones bipartidistas. Con el Senado dividido en dos bloques de 50 bancas casa uno y la cámara con una estrecha mayoría demócrata, parecían estar dadas las condiciones para que Biden buscara acuerdos.

Pero los primeros 100 días de la presidencia de Biden parecen configurar una era de intransigencia política en la que los demócratas están dispuestos a gobernar por su cuenta aunque eso signifique cambiar las normas del Senado bajo las cuales la aprobación de una ley requiere 60 votos en lugar de una mayoría simple.

“Dijimos que vamos a hacer X, Y y Z, pero no dijimos que seríamos magos", dijo el presidente del bloque demócrata de la cámara baja, Steny Hoyer. “No podemos por arte de magia volver a los republicanos partidarios de lo que quiere la gente”.

Días antes de la juramentación de Biden, su jefe de despacho, Ron Klain, destacó la urgencia con la que intentaría actuar el nuevo gobierno. “Tenemos cuatro crisis superpuestas y crecientes: la crisis del COVID-19, la crisis económica resultante, la crisis climática y la crisis de igualdad racial”, dijo en un memorando. “Todas estas crisis reclaman medidas urgentes”.

Desde sus primeras horas en el cargo, Biden trató de tomar medidas para aliviar la situación, pero también para elevar la conciencia sobre éstas y otras prioridades, con la idea de que al tomar medidas urgentemente recibiría el apoyo del público y elevaría la presión sobre los republicanos que intentarían oponerse.

Y hay otro motivo de urgencia en la Casa Blanca: Biden ha ocupado los puestos de su gobierno con veteranos de épocas anteriores que no tienen la intención de permanecer por mucho tiempo. Varios han dicho claramente que están dispuestos a permanecer un año para luego regresar al sector privado.

El plan de rescate de 1,9 billones de dólares está avanzando bajo normas presupuestarias que admitirán su aprobación por mayoría simple en el Senado —contando con el voto de la vicepresidenta Kamala Harris en caso de empate— para superar el bloqueo republicano.

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