En 2017, Mohammed Al Zabidi celebró al enterarse de que había sido seleccionado en la lotería para obtener una tarjeta de residencia permanente para inmigrantes, o “green card”, que elige a gente al azar entre un gran número de solicitantes. Era una oportunidad para escapar de su Yemen natal, arrasado por la guerra, y perseguir sus sueños en Estados Unidos.
“¡Gané! ¡Gané!”, gritó Al Zabidi. Pidió prestado dinero para financiar su viaje, compró ropa para su nueva vida y empacó recuerdos para sus amigos allí. Como en Yemen no hay embajada estadounidense, realizó un agotador viaje hasta Djibouti para la entrevista del visado.
Pero allí, tras haber recibido la aprobación inicial, su suerte se acabó: “CANCELADO SIN PREJUICIO”, decía el sello en grandes letras negras sobre la visa que nunca utilizó en su pasaporte, luego de que el gobierno del expresidente Donald Trump vetó los viajes desde naciones de mayoría musulmana, incluyendo la suya.
“Mi familia puso sus esperanzas en mi... Mi madre lloró, eso fue lo que más me entristeció”, dijo.
La derogación de la prohibición tras la juramentación del presidente Joe Biden alivió a los ciudadanos de los países afectados por la medida. Pero entre las celebraciones hay historias de sueños rotos, familias separadas, ahorros invertidos y ausencias en fechas destacadas, desde nacimientos a graduaciones. Algunos están preocupados además porque su oportunidad haya desaparecido para siempre.
El sistema de lotería requiere que los ganadores sean examinados y reciban sus visados antes del 30 de septiembre del año en que salen elegidos, o lo perderán. Así que a Al Zabidi se pregunta si algún día podría ir a Estados Unidos a trabajar y devolver todo el dinero que pidió prestado.
“¿Podemos recuperar nuestras visas? ¿Seremos compensados?”, prguntó. “No sabemos nada".
Muchos de los que vieron como sus vidas daban un vuelco enfrentan ahora preguntas sobre demoras, tasas abonadas y restricciones de viaje por la pandemia del coronavirus. Defensores de la inmigración y los derechos de los musulmanes en Estados Unidos elogian la decisión de Biden, pero apuntan también al trabajo que queda por delante para volver a encarrilar esas vidas y desmontar el legado del veto.
“El veto avanzó la narrativa de que musulmanes, africanos y otras comunidades de color no tienen cabida en Estados Unidos, que somos amenazas peligrosas", afirmó Mary Bauer, directora legal de Muslim Advocates. “Terminar con el veto fue solo el primer paso para cambiar esa narrativa. Ahora, el gobierno de Biden debe eliminar otros obstáculos administrativos a la migración que impide que las familias se reúnan".
Más de 40.000 visas fueron rechazadas a causa del veto migratorio, de acuerdo con los datos del Departamento de Estado de Estados Unidos. La cifra incluye no solo las de la lotería sino también las que quienes trataban de visitar a sus familiares, viajaban por motivos laborales o personales y de estudiantes aceptados en universidades del país.
Biden encargó un informe para abordar una serie de problemas, incluyendo una propuesta para garantizar la reconsideración de las solicitudes de visas migratorias rechazadas en base el decreto de Trump. La propuesta estudiará si se reabren los pedidos denegados. Además, pidió un plan para acelerar la consideración de esas solicitudes.
Muchos afectados por el veto migratorio lo están también por una orden de Trump de abril que suspendió la emisión de “green cards” para proteger el mercado laboral estadounidense en medio de la pandemia del coronavirus.
Biden no ha indicado si levantará esta medida, y acabar con el veto migratorio sin retirar esta tendrá poco significado, apuntó Rafael Urena, un abogado de California.
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La periodista de The Associated Press Julie Watson en San Diego contribuyó a este despacho.
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