SYDNEY (AP) — El regulador médico australiano autorizó el lunes su primera vacuna contra el coronavirus, allanando el camino para iniciar las vacunaciones el mes que viene.
La Administración de Productos Terapéuticos dio autorización provisional para que las personas de 16 años en adelante reciban la vacuna desarrollada por Pfizer y BioNTech. Los residentes y trabajadores de residencias, trabajadores sanitarios de primera línea y trabajadores en cuarentena están entre los grupos priorizados para las primeras dosis.
El primer ministro de Australia, Scott Morrison, celebró la noticia. Señaló que Australia estaba entre los primeros países en completar un proceso exhaustivo para autorizar formalmente una vacuna, en lugar de dar una autorización de emergencia.
Australia tiene un acuerdo por 10 millones de dosis de la vacuna de dos dosis de Pfizer, y una opción a comprar más si los suministros lo permiten.
El ministro de Salud, Greg Hunt, dijo el lunes que el país se había asegurado en total 140 millones de vacunas, una de las tasas de dosis por persona más altas del mundo.
El encargo más grande, que aún depende de su aprobación regulatoria, es de 53,8 millones de dosis de la vacuna fabricada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford, de las que 50 millones se producirían en Australia en una colaboración con la firma biofarmacéutica CSL, con sede en Melbourne.
Australia aspira a completar las inoculaciones para octubre. El país de 26 millones de personas ha reportado menos de 30.000 casos del virus y algo más de 900 muertes.
Por otro lado, Australia suspendió su burbuja de viajes con Nueva Zelanda después de que Nueva Zelanda reportara su primer caso de coronavirus fuera de un centro de cuarentena en dos meses.
La suspensión durará tres días y se aplica por precaución, indicó el ministro de Salud, Greg Hunt. Los viajeros afectados tendrán que cancelar sus planes o pasar dos semanas en cuarentena a su llegada.
Las autoridades sanitarias en Nueva Zelanda indicaron que según las pruebas genéticas, la mujer había contraído el virus de otro viajero en cuarentena justo antes de salir del aislamiento obligatorio. Sin embargo, no había pruebas de que el virus se hubiera expandido más.
En Hong Kong, el confinamiento a parte del vecindario de Kowloon se levantó el lunes después de que miles de vecinos se hicieran pruebas del virus. La medida iniciada el sábado afectaba a 16 edificios en el distrito trabajador de Yau Tsim Mong.
El distrito ha estado en el centro de un brote de coronavirus, con 160 casos reportados en las primeras tres semanas de enero. También se detectaron altas concentraciones del virus en muestras del alcantarillado, provocando el temor a que el virus pueda transmitirse a través de sistemas de fontanería precarios en apartamentos divididos y con mala ventilación.
Unas 7.000 personas se hicieron pruebas durante el confinamiento, con 13 positivos identificados, según indicó el gobierno el lunes por la mañana. Hasta el domingo, Hong Kong había reportado 10.086 casos del coronavirus en total, con 169 muertes.
En Corea del Sur se reportaron otras 437 infecciones y las autoridades alertaron de un brote en un centro de formación de misioneros. Unos 130 estudiantes y maestros estaban contagiados en la academia gestionada por una iglesia en la ciudad central de Daejeon.
Desde el inicio de la pandemia se han detectado grandes focos de infección en grupos religiosos surcoreanos, incluido uno con más de 5.000 contagios asociado a la hermética Iglesia de Jesús de Shincheonji, que provocó un gran brote en el sureste del país la primavera pasada.
Tras las últimas cifras publicadas por la Agencia Coreana de Control y Prevención de Enfermedades, el país ha reportado 75.521 contagios y 11 muertes.