Helsinki, la capital más septentrional de la Unión Europea, es un ejemplo de cómo movilizar hasta 250 máquinas quitanieves para evitar la parálisis de la ciudad, lejos de los problemas de los últimos días en otras urbes del continente por las fuertes nevadas.
La capital finlandesa, más acostumbrada a las tormentas y lógicamente mejor equipada que ciudades como Madrid y Milán, vivió sin embargo en los últimos días una nevada excepcional que confirmó su preparación.
En un almacén del distrito de Kamppi, en el corazón de Helsinki, Mika Merivirta y su equipo se preparan para subir a sus vehículos quitanieves.
En la oscuridad del invierno, cuatro imponentes quitanieves se preparan para limpiar una de las principales calles de la ciudad, por donde pasa un viento helado.
Unas horas antes, el líder del equipo había sido advertido por el sistema de alerta de la ciudad de que se esperaba más nieve.
"Es como la brigada de bomberos (...), estoy llamando a la gente, estarán aquí en 20 o 30 minutos", dice Mika Merivirta a la AFP.
El equipo está ahora ocupado despejando el camino. La nieve que ha sido despejada se acumula en varias esquinas y será retirada cuando haya pasado la tormenta.
Para hacer frente a esta nieve, que en algunos lugares llegó a los 60 cm en tres días, los 400 empleados de Stara --el servicio de mantenimiento de la capital-- se movilizan las 24 horas del día.
"Están aquí más a menudo que en casa", explica Mika Merivirta, ya que algunos de ellos trabajan hasta 16 horas al día.
"Están orgullosos de hacer este trabajo", dice, porque mantienen la ciudad en funcionamiento, incluso si su trabajo puede ser rápidamente eliminado por más precipitaciones.
- "La gente está preparada" -
Esta preparación para las difíciles condiciones climáticas tiene un precio: la capital gasta alrededor de 25 millones de euros (30,2 millones de dólares) al año en mantenimiento de invierno para que escuelas y negocios puedan permanecer abiertos.
Las calles cubiertas de nieve también proporcionan un espectáculo lúdico para los habitantes, con niños en trineos y esquiadores por las aceras de la ciudad.
El mal tiempo de esta semana provocó solo unos pocos retrasos en el transporte que se resolvieron rápidamente.
Una situación que no tiene nada que ver con la de ciudades como Madrid o partes del Reino Unido, paralizadas por una gran tormenta de nieve.
"Una de las cosas que me gustan de Finlandia es que si hay nieve, la gente está preparada", dice Jessi Christian, de 29 años, coach en Helsinki.
Pero mantener la capital en funcionamiento también tiene un costo ecológico, ya que la nieve que se quita se arroja al mar, junto a toda la basura, la grava y los restos de neumáticos, o se derrite en piscinas de agua caliente, que gastan mucha energía.
- ¿Convertir la nieve en energía? -
Para intentar ser más ecológica, la ciudad lanzó un llamamiento en 2019 para buscar soluciones.
"Además de los riesgos ambientales, tenemos un problema de planificación del uso del suelo en Helsinki: no hay suficientes depósitos para las crecientes necesidades de la ciudad", dice Tero Koppinen, director de producción de Stara.
Entre los proyectos seleccionados, que se están probando actualmente, hay un sistema para filtrar los objetos contaminantes cuando la nieve se vierte en el mar y una forma más eficiente para derretir la nieve en el agua.
Otro proyecto tiene como objetivo derretir la nieve en el vecindario donde cae para evitar el transporte utilizando el calor de los sistemas de calefacción urbanos.
"Incluso estamos considerando la idea utópica de utilizar el agua fundida para crear energía electrolítica para sistemas de pilas de combustible", dice Koppinen. Pero "estamos bastante lejos", reconoce.
sgk/hdy/map/pc/me