El presidente electo de Estados Unidos Joe Biden seleccionó a Merrick Garland —un juez federal de apelaciones cuya nominación en el 2016 para la Corte Suprema fue desairada por los republicanos— como su secretario de Justicia, dijeron el miércoles dos personas familiarizadas con la situación.
Al seleccionar a Garland, Biden opta por un juez experimentado que ocupó altos cargos en el Departamento de Justicia hace décadas, incluyendo la supervisión del proceso por el ataque de 1995 en Oklahoma City. La decisión forzará a los senadores republicanos a lidiar con la nominación de alguien a quien rechazaron en 2017 —negándose a siquiera realizar audiencias cuando ocurrió una vacante en la Corte Suprema— pero Biden pudiera estar apostando a las credenciales y la reputación de Garland de moderación para asegurar la confirmación.
Se espera que Biden anuncie la nominación de Gafland el jueves, junto con las de otros altos funcionarios del departamento, incluyendo la de la exasesora de seguridad nacional Lisa Monaco como subsecretaria de Justicia y la de Vanita Gupta, exjefa de la división de derechos civiles, como secretaria adjunta. Nombrará además a una asistente de secretario de justicia para derechos cívicos, Kresten Clarke, fundadora del grupo de activismo Lawyers’ Committee for Civil Rights Under Law.
Garland fue seleccionado de un grupo de finalistas que incluyó al senador de Alabama Doug Jones y la exsubsecretaria de justicia Sally Yates. Las personas familiarizadas con el proceso hablaron a condición de preservar el anonimato.
Una dijo que Biden considera que Garland puede restaurar la integridad del Departamento de Justicia y que, habiendo servido en el departamento bajo presidentes de ambos partidos, será respetado por personal de carrera.
Si es confirmado, Garland confrontaría retos inmediatos, incluyendo una investigación fiscal en curso sobre el hijo de Biden, Hunter, además de llamados de muchos demócratas a iniciar investigaciones de Trump una vez deje la Casa Blanca. Una investigación especial sobre los orígenes de la pesquisa de Rusia sigue abierta, lo que forzará al nuevo secretario de justicia a decidir cómo la maneja y qué parte se hace pública.
Garland heredaría además un Departamento de Justicia que ha sufrido cuatro años de torbellino y que casi seguramente tendrá que concentrarse no solamente en asuntos de derechos civiles y en la reforma de las políticas policiales a nivel nacional luego de meses de protestas por las muertes de negros estadounidenses a manos de agencias del orden.
No estaba claro aún cómo la selección de Garland será recibida por los activistas negros e hispanos que habían presionado por el nombramiento de un secretario de justicia negro o alguien con antecedentes en causas de derechos civiles y reforma del sistema judicial.