(Bloomberg) -- Nueve meses después de registrar el primer caso de coronavirus, Uruguay sufre un brote que ha sido catalogado por el presidente Luis Lacalle Pou como la “primera ola” de contagios y que amenaza con desbaratar los logros obtenidos con tanto esfuerzo durante la pandemia.
El Gobierno está adoptando un enfoque más duro para contener la propagación del virus, que incluye restricciones fronterizas más estrictas y un proyecto de ley enviado al Congreso que busca la aprobación acelerada para disolver reuniones consideradas una amenaza para la salud pública.
Uruguay aún cuenta con las tasas de infección y mortalidad más bajas del continente gracias al éxito inicial de una estrategia que se basó en medidas de prevención voluntaria que Lacalle Pou denominó “el ejercicio responsable de la libertad”. Sin embargo, los contagios están aumentando y el jueves se informó un récord de 547 nuevos casos en momentos en que los uruguayos, cansados de la pandemia, dan inicio al verano celebrando fiestas y grandes reuniones familiares.
“La segunda ola del mundo es nuestra primera ola”, dijo Lacalle Pou esta semana. “La libertad responsable tuvo su momento. Hoy apelamos a una convivencia solidaria“.
Uruguay retrocedió de alerta amarilla a naranja en medio de un crecimiento exponencial de los casos diarios desde noviembre, según el Harvard Global Health Institute. A pesar de que el Gobierno ha aumentado los exámenes y duplicado a más del doble el personal de seguimiento, no ha logrado encontrar la fuente de contagio en 30% de los casos y el virus circula a nivel comunitario en la capital Montevideo.
El grupo de científicos que asesora al Gobierno advierte que los casos diarios podrían aumentar a 1.200 para fin de año, frente a menos de 100 al día que se registraban a principios de noviembre, a menos que los uruguayos eviten comportamientos de alto riesgo y se tomen medidas para frenar el desplazamiento de las personas.
El total de casos reportados durante la pandemia en el pequeño país de 3,5 millones de habitantes ubicado entre Argentina y Brasil asciende a solo 11.436. Solo 105 personas han perdido la vida a causa de la enfermedad respiratoria.
“Aún no hemos perdido el control en forma definitiva sobre la epidemia. Retomar el control depende de toda la sociedad”, señaló el miércoles Rafael Radi, quien encabeza el grupo asesor, horas antes de que el presidente anunciara nuevas restricciones.
Lacalle Pou ha descartado decretar cuarentena para evitar causar aún más daño a una economía que se espera que se contraiga 4,3% este año.
La industria turística, que contribuyó con 7% del producto interno bruto el año pasado y depende en gran medida de los visitantes argentinos, se prepara para una de las peores temporadas de verano del hemisferio sur de la historia. Las fronteras internacionales permanecerán cerradas al turismo en los próximos meses.
Lacalle Pou instó a los uruguayos a ayudarse a sí mismos y a la economía tomando vacaciones este verano.
“El que tiene la oportunidad de irse al monte, a la playa, al río o donde sea, que lo haga”, dijo Lacalle Pou. El presidente, quien practica surf, señaló que espera pasar un par de días en la costa atlántica.
Nota Original:Uruguay Sees ‘First Wave’ Threatening Long-Protected Covid Gains
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