WASHINGTON (AP) — Joe Biden ha reunido a negociadores y luchadores para dirigir un equipo climático al que pedirá rehacer y sanear los sistemas de transportes y centrales eléctricas, tan rápido como sea políticamente posible.
Las personas elegidas por el presidente electo de Estados Unidos tienen experiencia para la dura tarea de hacer una reforma climática de la economía estadounidenses, pero también pretendían calmar a los escépticos sobre que el plan pueda dejar atrás a las comunidades trabajadoras de bajos ingresos y minorías más afectadas por la contaminación de los combustibles fósiles y el cambio climático.
Progresistas, cabilderos del sector energético, grupos ambientalistas y trabajadores de la industria automotriz celebraron el miércoles la decisión de Biden de nombrar secretario de Transportes al popular exalcalde Pete Buttigieg. Se esperaba que propusiera a la exgobernadora de Michigan Jennifer Granholm como secretaria de Energía y a la exdirectora de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés) Gina McCarthy como líder de esfuerzos nacionales en clima, dos nombramientos que también recibieron un aplauso generalizado.
Junto con los responsables de la EPA y el Departamento de Interior, que aún no han sido designados, Buttigieg, Granholm y McCarthy formarán parte de un esfuerzo por establecer y desarrollar con rapidez la tecnología para transformar las redes eléctricas y de transportes de Estados Unidos, en una transición del petróleo y el cabrón hacia una mayor dependencia de las energías solar, eólica y otras renovables.
La representante demócrata Deb Haaland de Nuevo México está considerada como favorita para Interior, y obtuvo un importante apoyo el miércoles de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, pero Biden no ha anunciado su decisión. Si es elegida, Haaland sería la primera indígena estadounidense en servir como secretaria del gobierno.
Biden ha prometido que contener el impacto del cambio climático será una de sus prioridades, y presentado un ambicioso plan para reducir a cero las emisiones netas de efecto invernadero para 2050. El plan incluye un regreso inmediato al Acuerdo de París de 2015 sobre cambio climático y la promesa de que las centrales eléctricas estadounidenses detendrán sus emisiones perjudiciales para el medio ambiente para 2035.
Como gobernadora de Michigan, Granholm ayudó a mediar con los trabajadores automotrices para que aceptaran un cambio a la producción de más vehículos eléctricos. Ese será uno de los principales esfuerzos de energía limpia que buscará el gobierno dentro del plan climático de 2 billones de dólares anunciado por Biden. El proyecto encontrará obstáculos en los congresistas republicanos y luchas internas sobre qué puntos aplicar primero.
Como directora de la EPA durante el gobierno de Barack Obama, McCarthy presionó para introducir normas históricas de reducción de contaminación de efecto invernadero. En su nuevo puesto, que no requiere confirmación en el Senado, McCarthy supervisará un amplio esfuerzo de varias agencias por combatir el cambio climático desde el gobierno federal.
Será la homóloga nacional del exsecretario de Estado John Kerry, que servirá como enviado especial sobre clima.
Por otro lado, las críticas de progresistas parecen haber mermado las opciones de Mary Nichols, responsable de regulación de aire limpio en California y que antes parecía la opción casi segura para dirigir la EPA. Más de 70 grupos firmaron una carta afirmando que Nichols no hizo suficiente para ayudar a comunidades de bajos ingresos, negras, hispanas y de otras minorías, que viven de forma desproporcionada junto a autopistas, fábricas y refinerías contaminantes.
Su “penoso historial en la lucha contra el racismo medioambiental” la hace poco apta para liderar la EPA, según afirmaron grupos liderados por la Alianza de Justicia Medioambiental de California en una misiva a Biden y a la vicepresidenta electa, Kamala Harris.
Las críticas abrieron el proceso a media docena de nuevos candidatos, como los exfuncionarios de la EPA Michael Regan, de Carolina del Norte, y Heather McTeer Toney, de Mississippi, así como al experto legal en aire limpio Richard Revesz.
El mero hecho de que se hable del impacto en las comunidades de color es bueno, indicó Michael Mendez, profesor de política medioambiental en la Universidad de California, Irvine y autor del libro “Climate Change from the Streets”.
“Nunca había visto estas conversaciones” mientras un presidente electo formaba su gobierno, indicó Mendez.
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Knickmeyer informó desde Oklahoma City. Los periodistas de Associated Press Tom Krisher en Detroit y Kathleen Ronayne en Sacramento, California, contribuyeron a este despacho.