LONDRES (AP) — John le Carré, el espía convertido en novelista cuya elegante y complicada narrativa definió el thriller de espionaje de la Guerra Fría y le mereció elogios a un género hasta entonces ignorado por la crítica, falleció. Tenía 89 años.
Le Carré murió el sábado en Cornwall, en el suroeste de Inglaterra, tras una breve enfermedad, informó el domingo su agencia literaria, Curtis Brown, que dijo que el deceso no estaba relacionado al COVID-19. La familia del autor indicó que murió de neumonía.
En clásicos como “The Spy Who Came in from the Cold” (“El espía que surgió del frío”), “Tinker Tailor Soldier Spy” (“El topo”) y “The Honourable Schoolboy” (“El honorable colegial”), Le Carré combinó una prosa concisa pero lírica con la clase de complejidad propia de la literatura de ficción. Sus libros contenían traiciones, compromisos morales y la carga psicológica de una doble vida. En el tranquilo y atento espía George Smiley, creó a uno de los personajes de ficción más representativos del siglo XX: un hombre decente en el centro de una red de engaños.
“John le Carré ha fallecido a los 89 años. Este terrible año se ha llevado a un grande de la literatura y a un espíritu humanitario”, tuiteó el escritor Stephen King. Mientras que Margaret Atwood dijo: “Siento mucho oír esto. Sus novelas de Smiley son claves para entender los mediados del siglo XX”.
Para le Carré, el mundo del espionaje era una “metáfora de la condición humana”.
“No soy parte de la burocracia literaria, por decirlo de alguna manera, que categoriza a todo el mundo: romántico, thriller, serio”, comentó le Carré a The Associated Press en 2008. “Sólo escribo lo que quiero sobre los personajes. No me anuncio esto como un thriller o entretenimiento”.
“Creo que todo eso es bastante tonto. Es más fácil para los vendedores y críticos de libros, pero no me trago esa categorización. Es decir, ¿qué es ‘A Tale of Two Cities’ (‘Historia de dos ciudades’)? ¿Un thriller?”, añadió en referencia a la novela de Charles Dickens.
Sus otras obras incluyen: “Smiley’s People” (“La gente de Smiley”), “The Russia House” (“La casa Rusia”) y en “A Legacy of Spies” (“El legado de los espías”), la despedida de Smiley publicada en 2017. Muchas de sus novelas fueron llevadas al cine o la televisión, incluyendo “Smiley’s People” y “Tinker Tailor”, con Alec Guinness como Smiley.
Le Carré se vio atraído al espionaje por una crianza convencional en la superficie, pero secretamente tumultuosa.
El autor, cuyo verdadero nombre era David John Moore Cornwell, nació en Poole, en el suroeste de Inglaterra, el 19 de octubre de 1931 y recibió una educación común para la clase media alta: fue a la escuela privada de Sherborne, pasó un año estudiando literatura alemana en la Universidad de Bern, prestó servicio militar obligatorio en Austria — donde interrogó a desertores del Bloque del Este — y obtuvo un título en lenguas modernas de la Universidad de Oxford. Pero su crianza presumiblemente ordinaria era una ilusión. Su padre, Ronnie Cornwell, era un estafador asociado con mafiosos y pasó tiempo en prisión por fraude de seguros. Su madre abandonó a la familia cuando David tenía 5 años; no volvió a verla hasta los 21.
Fue una infancia de extremos y de incertidumbre: un minuto disfrutaban de limosinas y champaña, y al siguiente eran desalojados de su residencia del momento. Esto le produjo inseguridad, una conciencia aguda sobre la brecha entre lo superfluo y lo real, y una familiaridad con el secretismo que le serviría bien en su futura profesión.
“Fueron experiencias muy tempranas, de hecho, de supervivencia clandestina”, dijo le Carré en 1996. “El mundo entero era territorio enemigo”.
Después de la universidad, que fue interrumpida por la bancarrota de su padre, dio clases en la prestigiosa escuela de Eton antes de unirse al servicio extranjero.
Oficialmente un diplomático, era de hecho un “humilde” agente del servicio de inteligencia doméstico MI5 — comenzó como estudiante en Oxford — y luego de su equivalente extranjero MI6, sirviendo en Alemania, al frente de la Guerra Fría, bajo la fachada de segundo secretario de la Embajada Británica.
Sus primeras tres novelas las escribió aun siendo un espía, y sus empleadores le exigieron que las publicara bajo un seudónimo. Siguió siendo “le Carré” durante toda su carrera. Dijo que eligió ese nombre, que significa cuadrado en francés, simplemente porque le gustaba su sonido vagamente misterioso y europeo.
“Call For the Dead” (“Llamada para el muerto”) apareció en 1961 y “A Murder of Quality” (“Asesinato de calidad”) en 1962. Entonces, en 1963, llegó “The Spy Who Came in From the Cold”, un relato sobre un agente obligado a desempeñar una última tarea riesgosa en la dividida Berlín. La obra cuestionaba un tema recurrente del escritor: lo borrosas que son las líneas morales en el espionaje, y la dificultad de distinguir entre el bien y el mal. Le Carre dijo que la escribió durante uno de los momentos más oscuros de la Guerra Fría, justo después de la construcción del Muro de Berlín, cuando él y sus colegas temían una inminente guerra nuclear.
La novela fue elogiada de inmediato como un clásico y le permitió renunciar al servicio de inteligencia para dedicarse de lleno a la literatura.
Smiley apareció en sus dos primeras novelas y en la trilogía de “Tinker Tailor Soldier Spy”, “The Honorable Schoolboy” y “Smiley’s People”. Le Carre dijo que el personaje se basaba en John Bingham, un agente del MI5 que escribió thrillers de espionaje y alentó la carrera literaria de Le Carré.
“A Perfect Spy” (“Un espía perfecto”), su novela más autobiográfica, sigue la formación de un espía a través del personaje de Magnus Pym, un chico cuyo padre criminal y crianza inestable se asemejan mucho a su vida.
Le Carré se casó en 1954 con Alison Sharp, con quien tuvo tres hijos antes de divorciarse en 1971. Al año siguiente contrajo segundas nupcias con Valérie Jane Eustace, con quien tuvo un hijo, el novelista Nick Harkaway.
Le sobreviven su esposa y sus hijos Nicholas, Timothy, Stephen y Simon.