Afrouruguayos, marginados en el país de la inclusión

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Montevideo, 7 Dic 2020 (AFP) - La pista de atletismo brilla bajo el chaparrón. La velocista Déborah Rodríguez se entrena en su Uruguay natal. Desde sus inicios, solo corriendo logró sentirse una más, algo que su piel morena hizo difícil fuera del deporte."De niña y adolescente me decían 'negra de mierda' y toda mi vida lidié con eso", se lamenta la campeona sudamericana de 800 metros, que interrumpió su entrenamiento en Estados Unidos por la pandemia. Con desdén, o incluso con cariño, "negro" es una palabra de uso corriente entre los uruguayos. La semana pasada, el delantero Edinson Cavani fue criticado por llamar a un amigo "negrito" en redes sociales, nueve años después de que Luis Suárez fuera sancionado por llamar a otro jugador "negro", aunque esta vez en tono despectivo.Uruguay ostenta el menor índice de desigualdad de Sudamérica y la tasa de pobreza más baja en América Latina y el Caribe, además de ser uno de los países con mejores estadísticas de inclusión social en la región. Sin embargo, un estudio reciente del Banco Mundial indica que los afrodescendientes --principal minoría étnico-racial con al menos 8,1% de la población, según el último censo (2011)-- "son más susceptibles de ser excluidos".El documento señala que la pobreza entre los afrouruguayos (20%) duplica la tasa nacional. Además, tienden a ganar 11% menos que el resto de los 3,45 millones de uruguayos por el mismo trabajo y tienen 20,7% menos de probabilidades de completar estudios secundarios. - Volver al origen - El cabello de Déborah, hasta hace meses lacio, hoy es una maraña de rizos ajustados con una vincha. La atleta decidió volver a su peinado natural después de más de una década de alisados constantes."Necesito cortarme el pelo porque necesito volver a mi origen, volver a mi identidad", pensó entonces. "Desde los 12 años que a mí me alaciaban el pelo", recuerda la corredora de 28 años, quien ganó su primer torneo a los 15.Romina di Bartolomeo (29) también se esforzaba por encajar en los estándares de belleza. Como modelo, buscaba satisfacer a sus empleadores."Las situaciones de racismo que viví en la moda fueron referidas a mi aspecto físico: a mis motas, mis rasgos, mi color de piel", cuenta.Conduce un programa radial los sábados por la noche dedicado a la plena, un estilo de música tropical que le apasiona. Este ritmo, nacido como una expresión afrolatina, suele ser objeto de burla, dice."No es racismo", difiere Pablo Pérez, "Cacho", un exjugador de básquetbol y exobrero que desde hace más de 30 años cuida coches a cambio de propinas en las inmediaciones de la capitalina plaza Matriz. "Puede ser que te ven de otra manera... Hay gente que te respeta como sos, otros te miran de costado (...) A mí nunca me destrataron", asevera. - "Somos todos iguales" - Según Germán Freire, especialista en desarrollo social del Banco Mundial, los afrouruguayos no tienen casi referentes de su comunidad en posiciones encumbradas: "Si sos un chico afro, te cuesta conseguir tus modelos para proyectarte en el futuro en la gerencia, en la academia, en la política... Por ahí es más fácil en el fútbol; ya te están predeterminando el camino".En el Parlamento uruguayo, transcurrieron casi dos siglos antes de que una persona negra ocupara un puesto, en 2005. Y la primera en llegar al Senado, Gloria Rodríguez, lo logró recién en 2020.Pese a los avances hacia el reconocimiento de sus derechos, la senadora del oficialista Partido Nacional cree que Uruguay está lejos de reducir la brecha. "Los derechos adquiridos ya los tenemos. Ahora, tenemos que cumplirlos. Aún hoy cargamos sobre nuestros hombros el peso de la esclavitud".Tras la colonización Montevideo se convirtió en el único puerto de ingreso de esclavos al Virreinato del Río de la Plata y al Virreinato del Perú. Cuando Uruguay abolió la esclavitud en 1842, casi un siglo después de la llegada del primer cargamento de esclavos, otros tantos fueron introducidos ilegalmente desde Brasil. Hasta mediados del siglo XIX, el 30% de los montevideanos eran africanos o afrodescendientes, de acuerdo con historiadores.Según la responsable del Departamento de Afrodescendencia del Ministerio de Desarrollo Social, Amanda Díaz, Uruguay es "sumamente racista" y usó la idea de que "somos todos iguales" para ocultarlo.Ser negro, dice, "tiene una connotación negativa" y, por eso, se estima que las personas afrodescendientes están subrepresentadas en las estadísticas: "A la hora de autodefinirse, si uno puede 'zafar', lo hace... Ese 8% con seguridad es 12 o 14%".Tras una seguidilla de reuniones, la jornada de Gloria Rodríguez llega a su fin. Sus pasos resuenan en los pasillos del Parlamento, donde no se siente discriminada como en otros ámbitos.En la comodidad de su despacho, un martes como cualquier otro, añora el día en que se hable de "ese racismo que fue".msr/al/ll/yow -------------------------------------------------------------

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