La oposición bielorrusa volvió a manifestarse el domingo en las calles de Minsk para exigir la salida del presidente Alexander Lukashenko, privilegiando numerosos pequeños mítines a la habitual gran marcha organizada en el centro de la capital.
Videos compartidos en las redes sociales mostraban pequeños grupos reunidos en patios de edificios, mientras otros marchaban por la capital con banderas rojas y blancas de la oposición.
La oposición ha intentado durante semanas frustrar una dura represión, organizando protestas más pequeñas.
Según los medios de comunicación locales, se organizaron varias decenas de concentraciones en diferentes barrios de la capital. El domingo pasado se realizaron unas 30 concentraciones.
"En Minsk y en otras ciudades, los manifestantes se reúnen localmente en largas columnas, a pesar de algunas detenciones de transeúntes absolutamente aleatorias", comentó la cadena Telegram NEXTA Live, que coordina en parte la movilización.
Un periodista de la AFP vio a la policía dispersando grupos de entre 10 y 15 personas y presenció tres detenciones.
"No puedo entender cómo podríamos parar cuando la gente ha sufrido y continúa sufriendo. No podemos cerrar los ojos ante esto", declaró a la AFP Svetlana Onufrienko, una abogada de 31 años.
La policía indicó que el domingo unas 300 personas fueron detenidas durante las protestas en la capital.
Por la mañana, se instalaron cañones de agua y otros equipos especiales de las fuerzas del orden en el centro de Minsk y se interrumpió en el país la conexión a redes como la mensajería Telegram, que los manifestantes usan para coordinarse.
Se bloqueó también el acceso a las plazas principales, las estaciones de metro del centro de Minsk y los edificios gubernamentales.
La oposición bielorrusa lleva casi cuatro meses exigiendo la dimisión de Lukashenko, oficialmente reelegido para un sexto mandato el 9 de agosto a pesar de las acusaciones de fraude masivo por parte de la oposición.
Los opositores han organizado manifestaciones semanales con hasta 100.000 participantes, pero la movilización ha decaído en las últimas semanas, fuertemente reprimida, con miles de detenciones.
"Cada marcha es un recordatorio de que los bielorrusos no se rendirán. No permitiremos que se nos prive de nuestros derechos y que se cierren los ojos ante los crímenes", declaró en Telegram la líder de la oposición, Svetlana Tijanóvskaya, exiliada en Vilna.
Con el apoyo de Moscú, Lukashenko, de 66 años y en el poder desde 1994, rehúsa abandonar el cargo y solamente ha mencionado vagas reformas constitucionales en un intento de aplacar las protestas.
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