Con sus pintorescas cabinas telefónicas color rojo y sus tiendas libres de impuestos, Gibraltar ha atraído desde hace décadas a muchos curiosos de la vecina España. Una movilidad que podría verse amenazada muy pronto.
El flujo de gente por la frontera terrestre, un factor fundamental de la prosperidad de este enclave británico situado en el extremo meridional de la península ibérica, podría acabarse cuando el Reino Unido deje el mercado único europeo el 31 de diciembre.
En la calle peatonal que cruza la ciudad de Gibraltar, Main Street, los comerciantes manifiestan su angustia de verse afectados por unos controles más estrictos en lo que, en breve, será una frontera exterior de la Unión Europea.
"Creo que va a disuadir a la gente de visitar Gibraltar", dice Prem Mahtani, un joyero de 41 años.
El turismo, junto con el juego y la actividad de banca offshore, es uno de los pilares de la economía de Gibraltar, uno de los lugares más prósperos de Europa, y donde residen unas 34.000 personas.
El enclave, ubicado a la entrada del mar Mediterráneo y dominado por un inmenso peñón, recibe a unos 10 millones de visitantes cada año, en su mayoría turistas de un día que cruzan a pie o en coche desde la fronteriza localidad española de La Línea de la Concepción.
Además, cada día unas 15.000 personas cruzan desde España para venir a trabajar, lo que supone la mitad de la mano de obra operativa en Gibraltar.
Con una superficie de apenas 6,8 km2, Gibraltar tiene además que importar toda la comida, una rutina que se volverá más fastidiosa si se incrementan los controles administrativos en la frontera.
El deseo de que se mantenga esta movilidad en la frontera (los españoles pueden entrar presentando apenas su documento de identidad, y no su pasaporte) explica por qué en 2016 el 96% de los gibraltareños votó a favor de permanecer en la Unión Europea (UE). En Gran Bretaña, en cambio, se impuso la opción del Brexit con un 52% de votos a favor.
- Influencia reducida -
En una reciente entrevista con AFP, el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, dijo que su gobierno buscaría un acuerdo con España que mantenga "el máximo nivel posible de fluidez de personas" en la frontera.
Dicho convenio se está explorando en paralelo a las discusiones sobre un acuerdo comercial entre la Unión Europea y Reino Unido, que oficialmente salió del bloque el 31 de enero, y con el que desde entonces se aplica un régimen transitorio que expira el 31 de diciembre.
Picardo detalló igualmente que están trabajando con los proveedores para garantizar que los alimentos y otros bienes puedan afluir con facilidad al enclave, pues de lo contrario habrá un "colapso económico".
Y aunque ese acuerdo "no será fácil", sigue no obstante siendo posible, añadió Picardo sin dar más detalles.
En caso de que no haya acuerdo, Gibraltar ha ampliado sus instalaciones portuarias para poder recibir más buques mercantes.
Gibraltar pertenece al Reino Unido desde que España se lo cedió de manera perpetua en 1713. Sin embargo, Madrid lleva tiempo reclamando su devolución, una demanda puntuada por momentos de fuerte tensión.
En 1969, la dictadura franquista cerró la frontera, que no se reabrió del todo hasta 1985.
En 2013, una disputa sobre un espigón artificial en aguas disputadas derivó en meses de tensión en la frontera. España decidió intensificar los controles, que sólo terminaron cuando Bruselas se decidió a intervenir en la disputa.
Ahora que el Reino Unido no estará ya en la UE, su capacidad de convencer a España de que "no debe presionar a Gibraltar ni imponer cierres en la frontera se verá reducida", dice a AFP Quentin Peel, socio del think tank londinense Chatham House.
"La influencia británica después del Brexit se verá considerablemente reducida", añade.
- "Nuestra cultura" -
El actual gobierno español ha dejado de lado el reclamo de la soberanía para centrarse en la necesidad de que se mantenga abierta la frontera con Gibraltar.
En el pasado, Madrid llegó a proponer una soberanía compartida junto con el Reino Unido, una opción rechazada en un referendo en 2002 por un 99% de los gibraltareños.
No obstante, si la movilidad se complica seriamente en la frontera, los gibraltareños podrían convencerse "a medio o largo plazo" de que la cosoberanía es una buena opción, apunta Ignacio Molina, analista del Real Instituto Elcano, con sede en Madrid.
"Si consiguen un buen acuerdo que mantenga su autogobierno y que mantenga allí una base militar británica, a ellos les podría llegar a convencer y superar esta desconfianza muy grande que tienen hacia España", explica Molina a AFP.
Picardo replica sin embargo que España no puede hacer nada que les haga cambiar de opinión sobre su deseo de mantenerse "plena e íntegramente británicos".
"Ser británicos es lo que somos, es lo que tenemos en nuestra venas, es nuestra cultura, nuestra educación, nuestro modo de vida", resumió.
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