Sao Paulo, 26 Nov 2020 (AFP) - "Brasil es un país racista, homofóbico y transfóbico y yo reúno todo eso en mi cuerpo y en mi plataforma política", afirma Erika Hilton, flamante concejal electa de la megalópolis brasileña de Sao Paulo.Con solo 27 años, negra y transexual, Erika fue la mujer que más votos recibió en todo el país y entró en el "top 10" de los concejales más votados en la primera vuelta de las elecciones municipales del 15 de noviembre. Los primeros nueve fueron hombres."Jamás imaginé que en la mayor ciudad de América Latina este cuerpo negro, pobre, periférico, trasvesti" pudiese ser "el más votado del país", dijo Erika, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), en una entrevista con la AFP.El ingreso de la primera transexual negra al concejo municipal de la capital económica de Brasil es una señal de "que estamos avanzando contra el bolsonarismo", agrega, aunque observando que el hecho está rodeado de "paradojas".Unos días después de la victoria de Erika, el país se vio conmocionado por la brutal muerte de un hombre negro a manos de agentes de seguridad de un supermercado Carrefour en Porto Alegre (sur), que derivó en manifestaciones contra el racismo en varias ciudades."Lo que vimos en Porto Alegre es la expresión más baja de racismo estructural, del racismo institucional, y la herencia que llegó a Brasil de los países esclavistas que actuaron en las Américas", dijo esta joven delgada durante una protesta en Sao Paulo.En la Avenida Paulista, la principal de esta megalópolis, levantó el puño en señal de lucha y lanzó a centenas de manifestantes el grito "Las vidas negras importan", mostrando seguridad y confianza pese a su juventud. - Trayectoria caótica - El día que recibió a la AFP, ingresó por primera vez al hemiciclo municipal, en la alcaldía de Sao Paulo, donde trabajan los concejales.Tomándose algunas selfies mientras recorría la sala, Erika -de elegante traje blanco y negro- cuenta su accidentada trayectoria.Creció en una favela, su familia -muy religiosa- la expulsó de casa cuando era adolescente, se prostituyó y vivió en la calle durante algunos años.Cuando su madre decidió finalmente restablecer la relación con ella y apoyarla, Erika empezó a estudiar y a militar por la defensa de los derechos de las personas negras y LGBT.En 2018, fue elegida diputada del estado de Sao Paulo para un mandato colectivo, que reunía a varias mujeres de izquierda, en tanto que un candidato abiertamente homofóbico y racista, el excapitán Jair Bolsonaro, se convertía en presidente de Brasil.Erika cuenta que recibió muchas amenazas de muerte, pero que el "pánico de 2018" la llevó a buscar cómo "dar una respuesta al bolsonarismo en las urnas".Dos años más tarde, 294 candidatos travestis y transgénero lanzaron sus candidaturas a las municipales de 2020 y 30 fueron electos, un 275% más que en las municipales de 2016, según la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales (ANTRA).La concejal electa sostiene que los resultados electorales son una "bofetada para este sistema político" y una prueba de que el "Brasil de 2018 no es el de 2020".Pero admite que se trata de un proceso "lento, porque fueron 388 años de esclavitud consentida y casi 140 años de una falsa abolición" decretada en 1888."Y todavía estamos en construcción, luchando por nuestra humanidad", afirmó.Pese a ser optimista, todavía le preocupan las amenazas.Sus orígenes, recorrido y perfil recuerdan a la concejal de Rio de Janeiro Marielle Franco, procedente de una favela, negra y lesbiana, que fue asesinada en marzo de 2018."Me enorgullece ser comparada con ella, pero temo que mi historia termine igual", admite.Brasil es uno de los países con más asesinatos de transexuales en el mundo, con 124 casos registrados en 2019.fg-pt/val/js/yow -------------------------------------------------------------