PARÍS (AP) — El lunes comenzó el juicio al expresidente francés Nicolas Sarkozy, acusado de corrupción y tráfico de influencias en medio de un escándalo sobre vigilancia telefónica, una situación inédita para el exmandatario quien ha sido objeto de numerosas investigaciones judiciales desde que concluyó su período en el 2012.
Sarkozy está acusado de tratar ilegalmente de obtener información de un juez sobre una pesquisa en su contra que comenzó en el 2014.
Está siendo enjuiciado en el tribunal de París junto con su abogado Thierry Herzog y el juez Gilbert Azibert. De ser hallados culpables podrían ser sentenciados a 10 años de cárcel y a pagar una multa de 1 millón de euros (1,2 millones de dólares). Todos los señalados rechazan las acusaciones.
Sarkozy y Herzog son sospechosos de haberle prometido a Azibert un empleo en Mónaco a cambio de información sobre la investigación sobre un financiamiento ilegal de la campaña presidencial del 2007 por parte de Liliane Bettencourt, heredera de la fortuna L’Oreal y la mujer más acaudalada de Francia.
Sarkozy llegó al tribunal rodeado de abogados y guardaespaldas, y frente a un contingente de periodistas. El tribunal de París está bajo estrictas medidas de seguridad ya que el proceso se realiza al mismo tiempo que otro juicio, el relacionado con los ataques terroristas del 2015 contra la sede del periódico satírico Charlie Hebdo y un supermercado kosher.
El juicio a Sarkozy comenzó el lunes por la tarde, sin la presencia de Azibert. El abogado le notificó a la emisora BFM TV que pedirá una postergación del proceso, con el argumento de que Azibert, de 73 años, está mal de salud y no debería estar yendo al tribunal en medio de la pandemia de coronavirus.
En el 2014, Sarkozy y Herzog usaron teléfonos celulares secretos —registrados con el alias de “Paul Bismuth”— para poder sostener conversaciones privadas, ya que temían que sus comunicaciones estuvieran siendo interceptadas.
Sarkozy y Herzog aseguran que compraron los teléfonos secretos para no caer víctimas de intercepciones ilegales. Los investigadores, sin embargo, sospechan que simplemente no querían ser descubiertos por la policía.
Los jueces han determinado que las conversaciones entre Sarkozy y su abogado parecen indicar que sabían que los investigadores estaban escuchando sus comunicaciones en sus teléfonos oficiales.