Cinco cosas que hay que saber sobre los vikingos, aficionados al glamur y abiertos al mundo

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La cultura popular suele presentarlos como unos bárbaros que saqueaban todo lo que encontraban, pero esta reputación ignora la complejidad de la cultura vikinga.

Cinco cosas que hay que saber sobre los vikingos.

¿Cuál es el origen del término vikingo?

Como muchos de los aspectos relacionados con los vikingos, la etimología de su nombre genera numerosas discusiones.

En la lengua nórdica antigua, la palabra "vikingr" significaba persona y "viking" era una práctica.

"Los escandinavos nunca se referían a ellos mismos como vikingos, como una identidad para referirse a los pueblos de Escandinavia. Esta palabra significaba más bien una actividad, partir de incursión, o las personas que se dedicaban a ello", explica Jan Bill, profesor de arqueología vikinga y conservador del museo de barcos vikingos de Oslo.

"Pero la práctica actualmente es utilizar la palabra vikingo para referirse a toda Escandinavia durante el periodo vikingo", que suele situarse entre los siglos VIII y XI d. C., afirma Bill.

Poseían cannabis y una estatuilla de Buda

Más allá de los saqueos, los vikingos eran grandes comerciantes y efectuaban intercambios desde el mar Caspio hasta Groenlandia.

Esto genera debate entre los historiadores, pero algunos aseguran que desembarcaron en el continente americano cinco siglos antes que Cristóbal Colón.

Las reliquias encontradas en los barcos vikingos hundidos --tres de los cuales se encuentran en muy buen estado y están expuestos en el museo de Oslo-- reflejan la diversidad y riqueza de los pueblos con los que comerciaban.

Entre los objetos exóticos hallados, destaca una bolsita con cannabis que encontraron en el cuerpo de una mujer enterrada en un barco en Oseberg.

"Los granos podrían haberse utilizado con fines recreativos, médicos o para producir plantas de cáñamo cuyas fibras se destinaban a la ropa o las cuerdas", asegura el conservador.

También se encontraron en otros yacimientos vikingos joyas y vestidos de Oriente, además de monedas árabes.

En la isla sueca de Helgö llegaron a encontrar una pequeña estatua en bronce de Buda.

¿Decían "Drakkar"?

La expresión "drakkar" en boca de los vikingos indigna a los historiadores más puristas que recuerdan que en realidad esta es del siglo XIX y que se inspiró del sueco moderno "drake" ("drakar" en plural") que significa "dragón" en referencia a la efigie del animal legendario, a menudo representado en la proa de los barcos vikingos.

No obstante, en lengua nórdica antigua había expresiones similares a "drakkar".

"Hay siete casos de barcos llamados 'dreki', 'drekar' en plural, en los poemas de la época de los vikingos", explica Jan Bill. "No era una palabra técnica, sino más bien poética".

Más consenso genera el hecho de que estas embarcaciones de fondo plano, de remo y/o vela, eran temibles por su flexibilidad y rapidez, capaces de surcar océanos y ríos gracias a su ligero calado.

El anti-Hägar Dünor

El célebre cómic Hägar Dünor presenta el retrato de un vikingo hirsuto con casco con cuernos y vestido con harapos.

Sin embargo, los especialistas creen que más bien tenían mucho "glamur".

"Su ropa era muy colorida. Amaban las joyas y el oropel", dice la arqueóloga Camilla Cecilie Wenn, del Museo de Historia Cultural de la Universidad de Oslo.

"Lejos del estilo apagado con el que son presentados, eran muy cuidadosos con sus apariencias. Se lavaban y se peinaban el cabello y la barba siguiendo las reglas del arte", precisa.

¿Y el casco con cuernos? "Una invención moderna del periodo romántico", dice Jan Bill. "Ninguno de los pocos cascos encontrados que datan de la era de los vikingos o de los siglos anteriores tiene cuernos".

La "culpa" original vendría del creador de ropa Carl Emil Doepler que en 1876 incorporó cuernos a los cascos de guerreros en una representación de "El Anillo del Nibelungo", ópera de Richard Wagner inspirada en la mitología nórdica.

¿Brindar por la salud?

Según una leyenda urbana, se debería a los vikingos el gesto de brindar. Estos habrían tenido la costumbre de chocar bastante fuerte sus copas, con el fin de trasvasar entre ellas una parte de su cerveza o de su aguamiel y asegurarse de que el brebaje no estaba envenenado.

Sin embargo, no parece fácil confirmarlo.

Contrariamente a las ideas recibidas, los vikingos tampoco bebían en los cráneos de sus enemigos.

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