Managua, 10 nov (EFE).- Las accidentadas relaciones entre Nicaragua y Estados Unidos durante la Administración de Donald Trump podrían no mejorar con el próximo Gobierno, ya que los demócratas “vienen duros” en su política contra presidentes como Daniel Ortega, informó este martes una fuente de Washington.
“Vienen duros, eso sí te lo puedo decir, hay mucha gente, mucho hispano, que ya están en lo que va a ser el gabinete del Gobierno de Joe Biden, y es gente que conoce muy bien esas situaciones (conflicto de Nicaragua), y no están de acuerdo con lo que está pasando”, dijo a Efe desde Washington Leonel Teller, socio para América Latina de Gus West Government Affairs (GWGA), firma que brinda asesoría al Partido Demócrata y que cuenta con colaboradores que han trabajado en la Casa Blanca.
Las relaciones entre Managua y Washington nunca han sido buenas cuando está Ortega de por medio y las diferencias se acentuaron en 2018, con las masivas denuncias de violaciones de los derechos humanos, ejecuciones extrajudiciales y represión que se le atribuyen al presidente nicaragüense.
Trump ha establecido duras sanciones contra Ortega, sus familiares, allegados, empresas y funcionarios, para obligarlo a restablecer el “orden constitucional”, sin embargo, hasta ahora el nicaragüense se niega a garantizar elecciones “libres, justas, transparentes y observadas”, pero en Nicaragua existe incertidumbre sobre lo que ofrecería la Casa Blanca con Biden.
“En el caso de Nicaragua los demócratas vienen con una posición invariable, de que se realicen elecciones libres, transparentes, con observadores internacionales, que puedan certificar que en efecto fueron elecciones libres y transparentes, esa política es invariable”, insistió Teller, de origen nicaragüense y quien sigue de cerca Centroamérica para GWGA.
Nicaragua tiene previsto ir a elecciones generales el 7 de noviembre de 2021, sin embargo, diversos sectores locales, así como la 50 Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), han demandado a Ortega que realice las reformas necesarias a más tardar en mayo próximo para unos comicios confiables, a lo cual Ortega ya se ha negado.
"SIN INJERENCIAS"
Teller sostuvo que Biden no volvería con la “doctrina Monroe”, interpretada como una política estadounidense de ver a Latinoamérica como “su patio trasero”.
“La política Monroe ya es parte del pasado, aquí los instrumentos que se van a utilizar para hacer esto no es a base de injerencismo, de irrespetar la soberanía de los países, pero sí vienen políticas fuertes, y también una posición de entenderse y dialogar, para que haya en esos países transiciones pacíficas, no vienen a imponer”, señaló Teller, también en referencia a los Gobiernos de Cuba y Venezuela, ubicados en el mismo grupo de Nicaragua.
El asesor afirmó que “obviamente no hay tolerancia para represión, presos políticos, un poder centralizado, donde no existen los Poderes del Estado, violencia, eso en cualquier país de las Américas y del mundo no es una opción para la Administración Biden”.
Teller recordó que los demócratas, tanto en la Cámara Baja como en el Senado, apoyaron ciento por ciento la Ley Global Magnitsky y la Ley Nica Act, para emitir sanciones contra las personas que cometan actos de corrupción y violaciones de los derechos humanos, tanto en el mundo como en Nicaragua, las cuales ya han sido aplicadas a más de una veintena de personas y empresas cercanas a Ortega.
Por otra parte, mencionó que destacados demócratas, como Eliot Engel, presidente del Comité de Relaciones Exteriores y Subcomité para el Hemisferio Occidental, Seguridad Ciudadana y Comercio, y Albio Sires, presidente del Subcomité para el Hemisferio Occidental, así como el senador Robert Menéndez, están empapados del tema de Nicaragua y continuarán ejerciendo su influencia en la política estadounidense.
Asimismo recordó que “poderosos” senadores demócratas, como Ben Cardin, Brad Sherman y Gregory Meeks, y el republicano Marco Rubio, no dan tregua a Gobiernos como el de Ortega.
El asesor señaló que también existe “una decepción tremenda” en Washington, por la división de la oposición, que lejos de unirse, enfrenta un proceso de separación.
Los próximos 12 meses, hasta el día de las elecciones en Nicaragua, prometen ser agitados en Nicaragua, y ya Ortega advirtió: “No se metan con nosotros”.