Decenas de miles de manifestantes prodemocracia desafiaron el sábado, por tercer día consecutivo, la prohibición de reunirse en la capital tailandesa para reclamar la dimisión del primer ministro y una reforma de la monarquía, antes de dispersarse en calma.
Las tensiones del viernes, cuando la policía usó cañones de agua para evacuar a los manifestantes y realizó una serie de detenciones, no disuadieron la protesta estudiantil.
El sábado, el movimiento se desplegó en varias zonas fuera del centro de la ciudad, donde era difícil acceder después de que las autoridades cerraran todas las líneas de metro.
Miles de personas se reunieron en el norte de Bangkok y corearon consignas contra el primer ministro Prayut Chan O Chan: "¡Prayut, vete al carajo!", levantando tres dedos de la mano, un gesto que se ha convertido en signo de resistencia, sacado de la película "Los juegos del hambre".
"Si no protesto, no tendré futuro", explicó a la AFP Min, de 18 años, que se equipó con un casco y máscara antigás para protegerse si la policía cargaba.
Al otro lado del río Chao Phraya, miles de manifestantes corearon "¡Viva el pueblo, abajo la dictadura!", mientras que otros bloquearon la circulación en el sureste de la ciudad, ondeando pancartas: "No pueden matarnos, estamos por todas partes".
Panupong "Mike" Jadnok, una de las principales figuras de la protesta, fue detenido, según imágenes retransmitidas en directo por las redes sociales. Está acusado de haber violado la prohibición de reunión.
También hubo manifestaciones en otros lugares del país.
El movimiento, que sale a la calle desde hace tres meses, reclama la dimisión del primer ministro, Prayut Chan O Cha, llegado al poder por un golpe de Estado en 2014 y legitimado por controvertidas elecciones el año pasado. También osa mencionar la reforma de la poderosa y rica monarquía, un tema tabú en el país hasta hace unos meses.
El rey Maha Vajiralongkorn no comentó directamente estas manifestaciones, pero declaró en la televisión pública que Tailandia "necesita un pueblo que ame su país, un pueblo que ame la institución" que representa la monarquía.
La situación suscita un fuerte entusiasmo internacional: el sábado por la noche, la etiqueta #mobOctober17 era número uno en Twitter.
El jueves y el viernes, varios miles de personas se reunieron en el centro de la capital a pesar de la promulgación de un decreto de urgencia que prohibía cualquier reunión de más de cuatro personas.
Decenas de personas fueron detenidas en los últimos cuatro días, incluidos diez líderes del movimiento prodemocracia. Algunos ya fueron puestos en libertad, otros liberados bajo fianza, y otros, como el abogado Anun Numpa, especialmente crítico con la realeza, encarcelados en el norte del país.
- "Detenciones arbitrarias" -
El partido de oposición Pheu Thai pidió al gobierno liberar de inmediato a los detenidos.
El decreto de urgencia es "una luz verde" dada a las autoridades "para violar los derechos fundamentales y realizar detenciones arbitrarias con toda impunidad", condenó por su parte la oenegé Human Rights Watch, instando a la comunidad internacional a reaccionar.
"No violen la ley, (...) no renunciaré", advirtió el viernes el general Prayut Chan O Cha, añadiendo que las medidas de emergencia se aplicarían durante un período máximo de treinta días. No se descarta un toque de queda en la capital.
El primer ministro, exjefe del ejército, está en el poder desde que en 2014 derrocara a Yingluck Shinawatra, hermana del ex primer ministro Thaksin Shinawatra.
"Actualmente, cientos de miles de personas piden cambios", escribió Yingluck Shinawatra en Twitter, exhortando a Prayut Chan O Cha a hacer todo lo posible para "restaurar la paz".
A las tensiones políticas se añade una grave crisis económica. Tailandia, dependiente del turismo y bloqueado por la pandemia de coronavirus, está en plena recesión con millones de personas desempleadas.
Las autoridades motivaron la promulgación de las medidas de urgencia denunciando, especialmente, incidentes ocurridos el miércoles contra un cortejo real.
Durante una concentración prodemocracia, varias decenas de manifestantes hicieron el emblemático gesto de levantar tres dedos de la mano al paso del vehículo de la reina Suthida, un gesto de desafío.
Dos activistas fueron arrestados y acusados de "violencia contra la reina", una acusación poco común que se castiga con cadena perpetua.
Tailandia está acostumbrado a la violencia política y ha registrado 12 golpes de Estado desde la abolición de la monarquía absoluta en 1932.
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