FORT LAUDERDALE, Florida, EE.UU (AP) — Primero fueron las noches de tacos, luego los sándwiches de barbacoa, seguidos de carnes vendidas por libra — todos eventos llamativos como preludio a la apertura del restaurante Proof BBQ en un suburbio de Cleveland. Y entonces llegó el coronavirus.
Michael Griffin ya había tenido éxito con una popular pizzería en el área y lo estaba siguiendo con Proof BBQ, que iba a abrir en marzo, justo cuando la mayoría de los restaurantes y gran parte del país estaban cerrando debido a la pandemia.
“Estuvimos trabajando a 100 millas por hora, probando salsas, probando carnes, pero perdimos toda la atracción publicitaria que habíamos logrado entre febrero y marzo", relató Griffin.
Las probabilidades de éxito con un nuevo negocio son siempre precarias — pocos esperan generar ingresos en los primeros uno o dos años. Añada a eso los retos de una economía devastada y cambios constantes de reglas de operación en medio de la pandemia y la supervivencia es aún más difícil. En todo Estados Unidos, se estima que centenares de miles de negocios pequeños han cerrado sus puertas.
Pese a ello, algunos negocios nuevos, como el de Griffin, están procediendo con aperturas o expansiones en el 2020, encontrando nuevas formas de prosperar en momentos de una incertidumbre sin precedentes.
Griffin se concentró en comidas para llevar, creando un menú condensado, estilo familiar, y expandiendo el patio exterior de Proof. El negocio se las arregló por unos pocos meses, pero cuando los casos subieron en julio y los bares de la ciudad recibieron órdenes de cerrar temprano, Griffin cerró las puertas. Proof reabrió el mes pasado para un flujo constante de comensales, luego de ocho semanas cerrado, sirviendo pizza para llevar en un lado y barbacoa en el otro.
Pese a los retos, algunos analistas dicen que la pandemia ha creado un clima para que negocios puedan tener éxito si se pueden distinguir del resto. Las tasas de interés para préstamos son bajas, al igual que los precios de arrendamiento de locales. Hay menos competencia para conseguir capital de inicio y, más que nunca, existe el atractivo de ser la cosa nueva en la cuadra durante un período aburrido cuando la gente está varada en casa.
“Por todos los negocios pequeños que no están abiertos, si puedes abrir, eso te hace más poderoso”, dijo Marshal Cohen, analista del sector minorista para el grupo NPD.
Y los empresarios potenciales siguen pensando en abrir negocios, de acuerdo con datos del Buró del Censo. El número de solicitudes de identificación fiscal para negocios había bajado más de un tercio al final de marzo comparado con el año previo. En la semana que concluyó el 3 de octubre, estaban arriba 40% comparado con la misma semana un año antes. Las solicitudes no significan necesariamente que los negocios fueron comenzados, pero los números muestran que pese al efecto del virus en la economía, las personas lo están ponderando.
Square, una compañía que ayuda a empresas a procesar los pagos de tarjetas de crédito, dijo que uno de cada tres de sus clientes en el segundo trimestre del 2020 eran nuevos negocios. Y Stripe, otra firma de procesamiento de pagos, reportó que los nuevos negocios han generado más de 10.000 millones de dólares en ingresos.
“La interrupción que creó (la pandemia) es un obstáculo adicional que tenemos que superar, pero también facilita ser un negocio abriendo las puertas en un período en el que tienes poca competencia”, dijo Cohen.
En Florida, mientras la vasta mayoría de los gimnasios cambiaron a clases virtuales, Lagecy Fit hizo lo opuesto. El estado fue uno de los focos del COVID-19 en julio, pero el director general Manning Sumner decidió abrir nuevos estudios en Fort Lauderdale y Pembroke Pines, realizando clases en una carpa gigante en el exterior y permitiendo a los clientes ejercitarse en persona.
Su riesgo resultó. Las clases están llenas, la franquicia está en auge y él planea una expansión en Texas.
“La gente extraña la comunidad. está deseosa de volver a los ejercicios en grupos”, dijo Sumner. “Para el participante promedio, la novedad de sesiones virtuales en aislamiento se esfumó”.
La cadena de hoteles elegantes Aparium estaba construyendo seis hoteles nuevos cuando llegó el virus. Era demasiado costoso dar marcha atrás, pero la compañía sabía bien que su calendario sería significativamente descarrilado, reduciendo el margen de ganancias por millones.
Los efectos del virus parecían interminables. Trabajadores de construcción dieron positivo, así que la firma añadió una enfermera al personal, creó habitaciones separadas y realizó exámenes diarios de temperatura. Demoras de embarques y contratistas forzaron a buscar nuevos materiales. En una economía típica de turismo, el hotel habría tenido unos 150 empleados, pero terminaron contratando menos de la mitad de lo planeado para la localidad en Tampa, Florida, que fue abierta en septiembre.
Otro hotel abrirá pronto en Des Moines, Iowa, aunque ambos proyectos originalmente iban a ser finalizados en abril o mayo.
“Nuestras proyecciones financieras pre COVID-19, tuvimos que botarlas por la ventana”, dijo el cofundador Mario Tricoci. “Estamos haciendo lo que podemos para cerrar sin pérdidas en el 2020 y probablemente en la primera mitad del 2021”.
Pero Aparium sirve un mercado especializado que Tricoci dice le hace sentirse optimista. Sus hoteles de 100-200 habitaciones no organizan convenciones ni buscan viajeros de negocios, un mercado que se ha paralizado durante la pandemia. En lugar de ello, buscan a los vacacionistas que se pasan el tiempo en el bar o el restaurant.
En un ambiente tan difícil para los negocios, muchos dicen que es crucial cubrir un vacío en el mercado y adaptarse rápidamente.
Los duelos novicios Daniel y Lynette Sabillon dicen que cada semana parece un nuevo negocio en su café en Glendale, Arizona, que abrió sus puertas en mayo.
Los dueños de The Black Sheep Coffee abandonaron sus planes de una inauguración vistosa, aplazaron el servicio de comida en favor de un menú más pequeño, con solamente bebidas, y no pudieron contratar personal adicional.
Han notado algunos patrones, diciendo que un lunes está lleno el café mientras que para el siguiente no hay nadie.
“Honestamente, cada semana tenemos que cambiar nuestra estrategia", dijo Sabillon, un hondureño que cosecha su café allí. “Si no te adaptas te pierdes”.